Se perciben en el mundillo político imponderables que conspiran para conseguir que fracase el proyecto político del presidente Danilo Medina a reelegirse en las elecciones del próximo mayo, comenzando el listado por las protestas, concretizadas algunas en renuncias al PLD, cuestionando irregularidades pautadas para escoger a los candidatos congresuales y alcaldías, luego del proceso de votación interno.
Hay un evidente distanciamiento entre el ex presidente Leonel Fernández y presidente del PLD y el presidente Medina, y la no pequeña porción del PLD del primero se queja de un agravio al ex gobernante orquestado desde la colina de la calle Moisés García donde se diseña el destino nacional, algo insólito en el historial del PLD.
La alianza concertada con el fraccionado PRD en la versión del PRM que formalizó el presidente Medina con Miguel Vargas es un hecho altamente positivo para el gobernante amarrar su proyecto de reelegirse, pero no logró concertar lo mismo con el PRSC, su tradicional aliado desde 1996, y así otras menudencias de partiduchos, PQD, FNP de los combativos y peligrosos Vinchos, y aún los más liliputienses como Minou Tavárez, Luisín Mejía y La Estructura, traspasada a Amable Aristy.
Cierto que el presidente Medina dispone de un paquete de poder arbitrando los recursos del Estado, más RD$429 millones que le asigna la JCE, igual suma al PRSC y al PRM RD$12.9 millones, más su ofensiva con las Visitas Sorpresa, crecimiento proyectado del PIB este año de 6%, ofensiva de entrega de títulos a parceleros del IAD (3,587 el día siete de este mes); aumento del l0% al personal de Educción (RD$43 mil a maestros); creación de 390,789 empleos; inflación de 2.34%.
El PRM enfrenta un contendor poderoso y grande, no obstante desgaste y hastío ciudadano.