EFE. REPORTAJE. Nada nos es más placentero que saber que nuestro hogar respira como nosotros mismos. Saber que nos encontramos en casa depende de que el ambiente que hemos creado se adapte a nuestras necesidades y transmita nuestros gustos más personales. Sencillos detalles hablarán de nosotros mismos. ¿Cuál es el suyo?.

Su hogar se puede llenar del romanticismo parisiense con un diseño de  la propia Torre Eiffel que va más allá de lo habitual.

Dos simpáticos canes pequineses le ayudarán a marcar un ambiente cosmopolita. Máscaras tribales, figuras de mujeres esbeltas, cuernos falsos pero esmaltados que nos recuerdan animales salvajes en plena naturaleza… Muchas pueden ser las soluciones.

Lugares soñados y lugares visitados pueblan los rincones de cada vivienda.

¿Quién no ha comprado, durante un viaje, un detalle que le recuerda un grato momento de su vida?. ¿Y quién no ha decorado, gracias a un complemento, un espacio de su hogar evocando una cultura por la que siente admiración?.

Un complemento bien dispuesto es bienvenido. Sin embargo, no atesore en su hogar un exceso de adornos, además de robarle espacio, acabarán restándole energía cuando tenga que poner la casa en orden.

Si su afición es la cultura greco romana se sabrá fácilmente no sólo al contemplar su biblioteca. Los bustos sobre un pie o sobre la chimenea dirán mucho acerca de sus conocimientos y su afición.

Claudio, Marco Antonio o Mesalina no dudarían de que pertenece a su a lo más destacado de la sociedad del imperio.

Exotismo
Las culturas exóticas son muy atrayentes. No siempre sus magníficos diseños y mobiliario se adaptan a las posibilidades de nuestro hogar.

Oriente ha exportado sus líneas rectas y su metódica organización al mundo. Si el mobiliario no se adapta a sus necesidades hay delicados detalles que le harán sentir como si estuviera en Pekín. Si su atención va más allá y también se centra en el budismo, ¿por qué no colocar en un lugar destacado la figura de un buda? Su serenidad y su colorido construirán una atmósfera  agradable.