El Bronx.-La mayoría de los supermercados de Nueva York venden frutas y vegetales procedentes de América Latina, productos que se caracterizan por ser más jugosos que los que produce Estados Unidos.

Joann Soto no quiso quedarse atrás y empezó a importar frutas procedentes de cosechas en Ecuador, Costa Rica y Haití, según se informa en un trabajo de José Melendrez, publicado en el Diario Hoy.

La compañía que dirige, JS Imports Corp. haya crecido a pasos agigantados en este competitivo mercado.

Soto, de 33 años, trae actualmente 12 contenedores a la semana. Los plátanos, piñas y mangos llegan a las mesas de los neoyorquinos gracias a que Soto los vende a los mercados mayoristas ubicados en Hunters Point, en El Bronx y en la terminal de Brooklyn.

“Antes de que la mercadería salga del país de origen, los productos ya están vendidos. De lo contrario no traigo nada (para evitar que se malogren en el almacén)”, confiesa la joven empresaria de origen puertorriqueño y madre de un hijo de 14 años.

Con más de 6 millones de dólares en ventas al año, Soto planea expandir su empresa al mercado de Chicago. “La próxima semana empezaremos a negociarlo. Si todo sale bien también buscaremos nuevos horizontes en Atlanta y Boston”, dice con orgullo.

También tiene pendiente la importación de mangos brasileños, se explica en la publicación del Diario Hoy.

Además, a corto plazo planea introducir al mercado de Nueva York las papayas y limones procedentes de México. “Los plátanos de Colombia tampoco se quedan atrás”, reitera.

Para Soto, aprender el “abc” de este negocio no ocurrió de la noche a la mañana. Para empezar estudió algo poco relacionado con la fruta, sicología en Mercy College, aunque el destino la llevó a trabajar como cajera en una empresa de importación de guineo. “Hacía de todo…desde recibir la mercadería hasta los cobros. Luego ascendí a administradora de la empresa”, recuerda.“Desafortunadamente, esa compañía quebró y me quedé en la calle. Sin embargo, esta situación -a pesar de mala para muchos- me dio la oportunidad de abrir mi propia empresa en octubre del 2002”, confiesa.

“Como ya me conocían, contacté con los productores de las cosechas en América Latina y los distribuidores en Nueva York”, dice la joven madre, quien logró juntar 20,000 dólares para abrir la compañía JS Imports Corp.

Soto alista sus maletas para viajar a San José, Costa Rica, para reunirse con los proveedores de piñas con el objetivo de renovar el contrato para la siguiente temporada de cosechas. Pero vista su ambición, parece probable que los viajes por el resto del continente no van a parar y que la fruta va a seguir llegando gracias a esta joven latina.