Importancia de las reservas monetarias

Importancia de las reservas monetarias

La escasez de recursos para atender los crecientes gastos que experimentan los gobiernos centrales de muchos países han puesto las reservas internacionales en la mira del Ejecutivo.

Para una nación, ahí hay una fuente posible de recursos y, por tanto, la economía de un país busca siempre ingeniarse la manera de aumentar las utilidades que tradicionalmente gira a favor del Estado. La propuesta es compleja, pues se trata del activo más valioso con que cuenta el país y de su adecuado manejo depende, en últimas, su viabilidad política y económica.

Las reservas no son otra cosa que medios de pago de aceptación internacional generados por tres vías. Primero, por la diferencia entre los ingresos provenientes de la exportación o ventas al exterior y de los gastos que se hacen para la importación o para las compras realizadas del resto del mundo; segundo, por la diferencia entre lo que ingresa por préstamos externos y lo que se paga en capital e intereses por ellos; y tercero, por la diferencia entre los giros que envían los dominicanos residentes en el exterior y los que se les envían a ellos. Así, las reservas tienen por objeto atender las necesidades que tienen el Gobierno y los particulares de hacer pagos al exterior. Ambos deben entregar pesos al Banco Central si quieren que este les facilite parte de las monedas que conforman las reservas para hacer pagos al exterior.

Por tanto, las reservas monetarias internacionales constituyen los activos que el país mantiene generando intereses en el exterior y que son manejados por la autoridad monetaria, es decir por el Banco Central de la República. Las reservas internacionales le sirven al país como garantía de su capacidad de atender sus obligaciones externas, y su nivel y evolución muestra indicativos del nivel de solvencia del país. Cuanto mayor sea el nivel de reservas, mayor será el acceso nacional a los mercados y menor el costo. Por el contrario, si las reservas caen por debajo del nivel que los inversionistas externos consideran adecuado, los mercados se cierran, aumenta la prima de riesgo y las agencias calificadoras disminuyen su percepción sobre la probabilidad de cumplimiento de pagos del país, lo que se refleja en una baja de la calificación del riesgo soberano.

Composición de las reservas.  Las reservas monetarias internacionales de un país están compuestas por monedas libremente convertibles. Esto quiere decir que dichas reservas pueden cambiarse legalmente por otras que tienen amplia aceptación internacional.

Estos pueden ser el oro o los Derechos Especiales de Giro (DEG), los cuales son medios de pago creados por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y que se manejan exclusivamente en cuentas corrientes en esa institución, sirviendo para cancelar deudas que tengan los países entre sí o con el Fondo, originadas en comercios o financiamientos. Un Banco Central debe siempre contar con ciertos criterios para el manejo de sus reservas internacionales, bajo los cuales el Banco solo invierte las reservas en títulos con la más alta calificación crediticia otorgada por las calificadoras de riesgo con mayor trayectoria internacional.

Actuando como administrador y guardián de estos recursos, el Banco Central invierte parte de las reservas internacionales utilizando dos criterios fundamentales: obtener la mayor seguridad y presentar una adecuada liquidez.

Lo que significa que dichos criterios son más importantes para el Banco que la búsqueda de gran rentabilidad, pues esta generalmente implica asumir considerables riesgos. Por ello, para tener ágiles relaciones comerciales con el exterior, el banco busca que todas sus operaciones sean seguras, buscando obtener gran solidez y estabilidad antes que obtener ganancias. Así, el Banco busca también liquidez, porque la confianza en el país se fortalece cuando existe capacidad para efectuar los pagos que sean necesarios al resto del mundo en cualquier momento.

Obedeciendo a estos criterios y con el objeto de velar por el cumplimiento en el pago de las obligaciones externas del país, las reservas se invierten en activos financieros con un amplio mercado secundario garantizando que una parte de ellas se mantengan como capital de trabajo.

Es de destacar que esta política de inversión, en el corto plazo, algunas veces trae como consecuencia alteraciones típicas en los ingresos o egresos extraordinarios producto de las variaciones de las tasas de cambio de las diferentes monedas frente al dólar.

Al finalizar el año 2009, las reservas internacionales brutas alcanzaron un monto de US$3,927.7 millones.

Del saldo total, 84.2% representan los activos internacionales (US$3,307.1 millones), de los cuales US$2,610.1 millones son inversiones financieras en el exterior en depósitos y títulos valores y el saldo restante, 697.0 millones (20.8%) constituyen aportes a organismos internacionales. En los activos internacionales se suman las partidas de US$23.4 millones en oro y disponibilidades en caja, US$504.3 millones en depósitos a la vista, US$952.7 millones en depósitos de corto plazo, US$275.6 millones en Derechos Especiales de Giro (DEG)  y US$455.2 millones en pasivos internacionales de corto plazo, los cuales afectan negativamente las reservas. Por ello, de restar a los activos internacionales (US$3,307.1 millones) los pasivos de corto plazo, obtendríamos reservas internacionales netas por valor de US$2,851.9 MM. 

El monto óptimo.  El manejo dado por los bancos centrales a las reservas internacionales de sus respectivos países es muy similar en el mundo entero y se rige por los lineamientos establecidos por el FMI. De igual forma, es común que los rendimientos de estas reservas, que en la práctica llegan a constituirse en las utilidades generadas por el Banco Central, sean entregados al Gobierno, a pesar de no ser el Gobierno el dueño de las mismas. De este modo, cuando se establece el monto óptimo de reservas internacionales que debe tener un país deberán considerarse los costos y beneficios de mantener un determinado nivel.

Pero para establecer este nivel no solo se debe comparar el costo de oportunidad de las distintas alternativas en que se pueden invertir las reservas (consumo, inversión o pago de la deuda), sino el costo para la economía de quedarse sin ese nivel adecuado de reservas. No hay que olvidar que una reducción de reservas que pudiera contar con la garantía a enfrentar choques externos en el país tendrá un gran costo económico y social, pudiendo conducir a situaciones difíciles que cuestionen la viabilidad económica y la política nacional.

Una forma clara y transparente de evaluar el nivel adecuado es mediante la construcción de indicadores de liquidez con criterios avalados internacionalmente. Entre los más conocidos están los que tienen que ver con la relación de las reservas internacionales con las amortizaciones de la deuda externa, la oferta monetaria (M2) y el nivel de las importaciones. Estos son siempre muy útiles cuando la discusión frente al nivel óptimo de reservas se convierte en un tema prioritario.

Las reservas internacionales brutas de la República Dominicana han promediado  más de 1,000 millones de dólares en los últimos 20 años, representando un 5.9% del Producto Interno Bruto (PIB). Esto ha implicado un crecimiento promedio anual de 23%. Dichas reservas monetarias han superado más del 5% del PIB aquellos años en los cuales el país ha pactado acuerdos con el FMI o se han colocado bonos soberanos en los mercados internacionales. No obstante, el nivel de reservas disminuyó 38.2% en 2002 y 41% en 2003, debido al uso y mala distribución de recursos de los bonos soberanos, al descalabro bancario, y al impacto de la depreciación de la tasa de cambio.

La cifra

1,201.1  millones de dólares.  Es la cantidad promedio de reservas monetarias internacionales custodiadas por  el Banco Central del país entre 1989 y 2009. En cambio, desde 2004, las reservas han promediado 2,668.0 millones de dólares.

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La evaluación

Si quisiéramos intentar evaluar un probable nivel adecuado de reservas en el país, se evidencia que durante los últimos 20 años, la relación entre las reservas internacionales brutas y el M2 (oferta monetaria en circulación) ha promediado 18.91%. Entre 1989 y 2009, los niveles de reservas monetarias del país han respaldado, en promedio, un 54.8% de la emisión monetaria del Banco Central. Esta relación alcanzó un récord histórico en el  2003, cuando las reservas solo respaldaron el 19.4% de la emisión, subiendo el siguiente año a 43.6%, a raíz de los efectos positivos de la política de restricción monetaria del BC. Con respecto al intercambio comercial de bienes y servicios, las divisas en el BC, en el mismo periodo, han representado el 26.5% del valor de las exportaciones de bienes y servicios y 16.1% del valor monetario total de las importaciones recibidas  por bienes y servicios.

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