Impostergable

Impostergable

El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha requerido a la República Dominicana que cumpla su compromiso de ejecutar las reformas institucionales y estructurales contenidas en el acuerdo stand by.

Esos compromisos por cumplir, según el FMI, son la aplicación de políticas que permitan consolidar las finanzas públicas, resolver el problema eléctrico y garantizar el sostenimiento de los logros alcanzados por medio del mismo acuerdo.

En muchos aspectos, el Gobierno dominicano ha sobrepasado con creces los topes disciplinarios programados por el Fondo y en varias oportunidades este organismo lo ha reconocido, elogiando el desempeño de las autoridades.

-II-

Entre los puntos cuyo cumplimiento exige el Fondo hay uno de alta influencia en la economía general del país pero que, contrario a otros aspectos en los cuales el Gobierno ha sacado calificaciones sobresalientes, muestra una tendencia hacia el agravamiento, en vez de hacia la solución.

La solución de los problemas del mercado eléctrico no ha formado parte del buen desempeño de las autoridades en la aplicación de las disciplinas pactadas con el FMI. Con o sin tutela de este gendarme financiero, el país ha debido ir modificando el modelo que ha servido de base para la capitalización del sector eléctrico.

Es un contraste absurdo que un país con una economía briosa como la nuestra, que ha logrado emerger en tiempo breve de las profundidades del descalabro hasta exhibir crecimiento, no pueda presentar avances en la búsqueda de soluciones para el grave problema del estratégico mercado eléctrico.

-III-

El afianzamiento de los logros en materia económica tendría mejores posibilidades si se lograra emprender la marcha hacia la eficacia técnica y administrativa del sector eléctrico, hacia la transparencia de sus costos, hacia la estabilidad de este servicio.

Inclusive, la consolidación de las finanzas enfrentaría menos obstáculos si las taras del mercado energético dejaran de ser un obstáculo que obliga al Estado a inflar los subsidios de la electricidad destinada a los usuarios «cadenciados», aún a contrapelo de las recomendaciones que ha hecho el FMI.

Es muy probable que la magnitud del problema eléctrico se encargue de erosionar los efectos benignos de los ajustes hechos a propósito del acuerdo stand by con el Fondo Monetario Internacional y que esto obligue a nuevas disciplinas.

Un paso impostergable, con o sin fiscalización del FMI, es el reemplazo gradual del modelo que ha definido las relaciones entre el Estado y el mercado eléctrico por un lado, y entre este último y los usuarios del servicio de suministro de electricidad. Persistir en mantener este modelo es colocar en serios riesgos las bonanzas logradas con las recetas del organismo internacional, en tiempos en que la eficiencia y la competitividad es la póliza de garantía de las economías.

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