Impotencia

Impotencia

¡IMPOTENCIA!, ¿te suena?, a mí sí y mucho. De manera literal significa “no poder”, incapacidad para realizar algo; pero en términos reales su definición abarca mucho más que eso.

IM-PO-TEN-CIA es algo que recibes si, por ejemplo, te pasaste toda la noche quemándote las pestañas sin pegar un ojo, trabajando en ese proyecto tan importante que termina siendo alimento para la basura.

Quiere decir que, a pesar de que hiciste todo como debías hacerlo, te cercioraste más de una vez de que las cosas estuvieran en orden, invertiste incontables horas (incluyendo las de almuerzo), sacrificaste vida social, familiar y horas de sueño y, justo cuando pensabas que todo estaba listo a la perfección el fruto es contrario a lo que esperabas y, aquí llega de nuevo, cayéndonos en la espalda, en los huesos, en la mente la terrible impotencia, la desesperación y la gran pregunta ¿qué puedo hacer que ya no haya hecho?

Tú consuelo y el mío es que hace ya más de 2000 años alguien se hizo esta misma pregunta. Ese alguien no sufrió por un trabajo, tampoco tuvo problemas con su jefe; realizó el proyecto más grande de la historia, hizo los tiempos, dividió los mares de la tierra, la luz de la oscuridad y después de que todo esto haya sido un éxito nos creó a nosotros, perfectos, a su imagen y semejanza, con amor y por amor y ¿qué crees? ¡IMPOTENCIA! esperaba un fruto dulce y a cambio le dimos frutos de amargura.

Este alguien es Dios y a pesar de sus infinitas horas de impotencia, aún pudiendo controlarlo todo, nos da el regalo preciado de la libertad y se sacrifica por nosotros.

Publicaciones Relacionadas