Impresionantes muertes de niños

Impresionantes muertes de niños

República Dominicana pertenece, junto a Guyana y Haití, al calamitoso trío de países que registran las más altas tasas de mortalidad infantil con 13 niños que aquí mueren cada día en promedio por causas que pueden prevenirse. Sus decesos sobrevienen mayormente por omisiones y fallas de los hospitales públicos y por alto índice de embarazos en adolescentes que se ha tardado en enfrentar con programas de atención a ese sector. En pleno siglo 21 el sistema sanitario se revela como incapaz de aplicar la prevención con atenciones prenatales y postnatales y otras medidas elementales. Un fracaso que debería hacer reaccionar a quienes están directa o indirectamente en la obligación de proteger a los ciudadanos en materia de salud; y en primer plano a la niñez, esa que es llevada y traída propagandísticamente para crear la impresión (¿o “percepción mediática”?) de que aquí se hace lo que se debe en favor de los seres más inocentes y vulnerables de la nación.
Estas muertes llevan a dudar de un manejo eficiente de recursos y programas. Indicios de que en materia de salud las autoridades no aciertan en puntos cruciales. Se gasta sin atención a prioridades, con esfuerzos limitados y poco productivos para que la niñez esté bien servida. En realidad este es uno de los países de América Latina que menos invierte en salud pública en términos relativos. Otros índices deplorables que no caben en este editorial así lo reafirman.

La gente quiere  sentirse segura

Sea la consecuencia de carreras delictivas o por estallidos de individuos destructivos generados por la propia sociedad, la violencia contra vidas y bienes castiga sin tregua a ciudadanos. Las acciones contra la paz y la seguridad de la población están desbordadas y hay pocos motivos para suponer que la situación cambiará a mediano plazo.
Eso sí: poco debe faltar para que autoridades insistan otra vez en promesas de aplicar medidas con las que reiteradamente no logran imponer respeto en las calles y moradas: reforzamiento de patrullajes que pocas veces se perciben o que se aplican por corto lapso. Tampoco sorprendería que nuevamente anuncien que en breve pondrán en vigencia un afectivo plan de seguridad ciudadana que no acaba de llegar. Generar expectativas que se diluyen pronto no basta para contener la delincuencia.

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