Imprudencia política en los tiempos del coronavirus

Imprudencia política en los tiempos del coronavirus

A pesar de lo heterogénea, compleja, multicolor y pluripartidista que es la sociedad dominicana de hoy, también tiene ciertas características que por su naturaleza humana comparte con el resto del mundo. Una de ellas la cual mencionaré de inicio es la interdependencia económica y la otra sobre la que abundaré se refiere a la salud colectiva a propósito de la pandemia debida al Covid-19.
Existe un viejo adagio oriental en donde se expresa: “Una dosis de prevención vale más que mil dosis de cura”. Ese dicho nos viene como anillo al dedo en estos cruciales momentos que vive la comunidad mundial. En la aldea global que compartimos debemos estar en alerta dispuestos a aprender de los demás antes de que el mal arribe a nuestra casa. Lamentablemente parece ser cierto aquello de que nadie aprende en cabeza ajena y de que nada es real hasta que es local. Desde diciembre del 2019 teníamos información de cómo una mortífera epidemia se estaba expandiendo desde una provincia de la República Popular China. Supimos de su expansión a otras naciones del sureste asiático y luego de su expansión a Europa, especialmente a Italia y España. Nada de eso parece habernos inquietado puesto que el énfasis noticioso era que no se había registrado caso alguno en el país. Al estilo Fritz, las circunstancias obligaron meses después a admitir la entrada al país de casos sospechosos procedentes del viejo continente. Seguíamos insistiendo en la negativa y ante lo inocultable aceptamos la presencia de un caso importado, al tiempo que ratificábamos la ausencia de caso alguno reproducido en el territorio nacional. La dura realidad fue obligando a develizar la situación sanitaria, ya el virus se estaba propagando por los cuatro puntos cardinales de la República Dominicana.
Siguiendo el modelo de Norteamérica hemos tenido nuestro pequeño New York en San Francisco de Macorís en donde lamentablemente se expresó crudamente nuestra incapacidad para poder responder a la altura de las circunstancias, simplemente por haber llegado tarde.
Aún estamos a tiempo para escuchar a expertos científicos quienes desde la patria de Lincoln recomiendan 6 pasos a seguir para detener la marcha de la pandemia, a saber:
1) Establecer una cabeza con gran liderazgo y el apoyo del gobierno y del pueblo para que dirija la guerra salubrista contra el virus.
2) Disponer de millones de pruebas diagnosticas para el tamizaje de la población en grande.
3) Proveer al personal de salud que asiste a las personas afectadas con los equipos de protección para evitar el contagio.
4) Segmentar a la población general en cinco grupos: a) Las personas enfermas por el coronavirus, b) los individuos que se presume afectados; c) la gente que ha estado expuesta a un caso comprobado de la enfermedad, d) ciudadanos que no sabemos si se han expuesto o si están infectados, y e) aquellos enfermos que se han recuperado y son inmunológicamente competentes.
5) Motivar y movilizar al pueblo para que se integre y coopere en la lucha por contener la expansión de la morbilidad y mortalidad a causa de esta calamidad.
Es este último punto la clave para detener la diseminación del mal. Sabemos que el modo de transmisión del virus es de persona a persona. Aislamiento social es la consigna: Sería una insensatez, una verdadera imprudencia sanitaria política convocar a elecciones nacionales en este período de crisis. Esa fecha debe posponerse.

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