Impuesto a exportaciones textiles

Impuesto a exportaciones textiles

ALAN BEATTIE
LONDRES.- Como sabe todo boxeador, ceder a un golpe en lugar de resistirlo disminuye el riesgo de un “fuera de combate”. Con ese espíritu, China anunció, dos semanas antes de que expire el sistema global de cuotas a los textiles expire, que le impondrá impuestos para restringir las exportaciones de textiles. Pero mientras la decisión pudiera darle a china una cobertura política, es probable que no sea más que un paliativo a corto plazo para sus aguerridos competidores extranjeros.

Aunque la fecha tope de fin de año para la abolición de las cuotas textiles se establecieron hace una década, su llegada todavía ha generado alarma, y no menos porque buena parte de su eliminación gradual se haya dejado para el último momento.

El volumen, eficiencia y bajos salarios de los productores textiles chinos preocupan a los países pobres como Bangladesh y Mauricio, que han edificado su industria apoyados en las restricciones de las cuotas en otros lugares, Y Estados Unidos, un socio comercial de los pesos pesados, ha amenazado con emplear “medidas de salvaguardas” -restricciones especiales permitidas por las reglas de comercio-, para evitar una fuertes inundación de importaciones textiles chinas. 

La respuesta de China es claramente peculiar desde el punto de vista de la eficiencia económica. No tiene sentido restringir una industria que disfruta de ventajas competitivas, y subir los precios mediante el gravamen a la producción limitará las ganancias de los consumidores del mundo.

Sin embargo, pudiera resultar un intento astuto para descabezar el proteccionismo en otros sitios. Mejor aún, quizás, para capturar las ganancias de la competitividad para el erario de China mediante el impuesto a las exportaciones que permitir dejar que los socios lo aprovechen mediante tarifas a las importaciones o cuotas, o arriesgarse a verse enterrado bajo una avalancha de litigios “anti-dumping”, alegando que China está distorsionando los mercados con exportaciones por debajo del costo de producción.

Tampoco es probable que las medidas sean cuestionadas por otros gobiernos según las leyes de la OMC, puesto que China está, en realidad, afectando slo a sus propios productores con estos gravámenes.

Políticamente, la estrategia muy bien pudiera tener éxito. La Uniòn Europea, por ejemplo, pareció complacida con que China respondiera a la  presión. Aunque no quiso comentar sobre las posibles tarifas en sí, un vocero de Peter Mandelson, el comisario de comercio, dijo: “Valoramos el hecho de que China está de acuerdo con que el levantamiento de las cuotas tendrá que manejarse con cuidado”.

Sin embargo, es poco probable que los productores de los países pobres logren algún respiro [con la medida]. Denis Audet, un economista de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, el centro de análisis intergubernamental con sede en París, dice que pudiera necesitarse mucho esfuerzo para compensar la enorme ventaja competitiva de China en los textiles. “Cuando las cuotas a los textiles se iban eliminando antes, se veía caer los precios entre 15%-20%”, dice, mostrando el nivel de impuesto necesario probable para compensar la ventaja en los costos de China.

Jaya Krishna Cuttaree, el ministro de Comercio de Mauricio y un candidato para convertirse en el próximo director general de la OMC, dijo al Financial Times: “La medida revela un reconocimiento de las autoridades chinas de las dificultades que vana  ocasionar sus exportaciones”. La solución sería que los productores en Mauricio y otros sitios recuperaran la competitividad levantando el mercado con ayuda, asesoramiento técnico y la protección temporal.

Pero el efecto de la medida de China pudiera amenazar una producción con un valor agregado más alto, y con ellos, las industrias textiles más complejas de la UE y EEUU. Si la política de China no resulta ser más que un simple gravamen a todas las exportaciones textiles, va a estimular a los productores chinos a elevar sus estándares de producción.  

Esto no haría más que apresurar a China hacia el tipo de industria textil y de ropa integrada, de respuesta rápida que es una amenaza a las compañías tanto de países ricos como pobres. El anuncio de China pudiera traer algún respiro al menos para algunas de las amenazas de proteccionismo, Pero parece poco probable que resulte en una diferencia material para la industria textil global en un plazo largo futuro.

TRADUCCION: IVAN PEREZ CARRION

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