Impuestos y costos

Impuestos y costos

El país ha progresado  en materia tributaria y esto le ha permitido mejorar sustancialmente las recaudaciones y contener en medida apreciable la evasión fiscal.

Este avance ha propiciado que constantemente se produzca superávit y que las recaudaciones desborden los marcos presupuestados por las autoridades.

En la actualidad, por esa causa, hay en el Congreso un proyecto de presupuesto complementario, con la finalidad de darle uso a excedentes fiscales que se aproximan a los diez mil millones de pesos.

Lo que resulta difícil de entender es que hayamos avanzado poco en lo que concierne a distribución de la carga fiscal y que se persista en la práctica de gravar el desarrollo aplicando presión tributaria sobre los costos de bienes y servicios.

El caso de las telecomunicaciones es, tal vez, uno de los que mejor ilustran esta tendencia de gravar fuertemente renglones que tienen una influencia decisiva sobre los costos de casi todo lo que existe en el mercado.

Por ejemplo, la carga fiscal sobre los servicios de telefonía fija es de un 28%, a pesar de que las comunicaciones por esta vía tienen mucha influencia sobre los costos generales de producción y comercialización en una amplia gana de renglones.

Según entendidos en esta materia, la República Dominicana comparte solamente con Brasil el “mérito” de tener los impuestos más altos de Latinoamérica en materia de telefonía estacionaria.

II

Las telecomunicaciones constituyen uno de los renglones punteros en el crecimiento de la economía dominicana. Es un sector que ha progresado vigorosamente, a pesar de que los altos impuestos encarecen significativamente sus costos y, por tanto, sus precios al usuario.

En el caso de la telefonía fija hay que considerar que se trata de un servicio que no se limita exclusivamente a la transmisión de voz, sino que también interviene decididamente en el procesamiento y transmisión de data.

 Por razones de costos comparativos con la telefonía móvil o celular, la telefonía fija está en desventaja progresiva, inclusive por el  solo hecho de ser estacionaria, y sumemos a todo esto los altos impuestos con que está gravada en nuestro país.

De la misma manera en que se ha rediseñado el aspecto de la eficiencia recaudatoria, las autoridades deberían revisar la estructura impositiva y drenarle presión a los costos de determinados renglones influyentes en el desarrollo.

Aquí la telefonía fija tiene tarifas que resultan ser muy altas debido a los efectos que surten sobre sus costos los altos impuestos.

Aunque la comparación parezca arbitraria o impropia, el efecto de los impuestos sobre las tarifas de la telefonía fija podrían equipararse con los que provocan los altos precios de los combustibles sobre los costos  de los bienes y servicios.

En estos tiempos en que se habla de la necesidad de estrechar la brecha digital y “socializar” el acceso a la internet, es necesario aminorar los costos de este servicio, todavía muy dependiente de la telefonía fija.

En el país hay grandes inversiones en telecomunicaciones y se anuncian más. Hay que estimularlas, no solamente a partir de las garantías jurídicas, sino también por medio de un adecuado tratamiento fiscal.

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