Impulso al progreso

Impulso al progreso

PEDRO GIL ITURBIDES
Al finalizar el mes de noviembre de 1978, me llamó mi amigo Luis Augusto Ginebra Hernández. Deseaba saber en qué fecha retornábamos a Estados Unidos de Norteamérica, pues deseaba enviarle un mensaje al Presidente Joaquín Balaguer. Habíamos vuelto días antes de la ciudad de Boston, en dondeBalaguer se había sometido a la segunda de tres operaciones pioneras para enfrentar el glaucoma que finalmente lo encegueció. Acudimos a las oficinas de Payo, en la próspera empresa aseguradora que fundara años antes.

-Los empresarios de Herrera desean rendirle homenaje a Joaquín Balaguer, colocando una placa en un monumento que levantan a la entrada de la calle central. ¿Crees que no rechazará este reconocimiento? Incluirán el nombre de don José Andrés Aybar Castellanos, de José Miniño Rodríguez, y de un consultor de las Naciones Unidas que trabajó en el país, Raúl Peña Herrera.

-¿Qué los induce a ofrecer este homenaje? La pregunta fue ociosa, aunque indispensable para llevar el recado al hotel  de la Charles River Place, en que nos hospedábamos. Sabíamos que un hombre reticente a ciertas formas de alabanza, como lo era Balaguer, haría innumerables preguntas. Nos tocaba hacérselas a Payo antes de tomar el avión para transmitir la noticia de esa iniciativa. Payo, sin embargo, fue  explícito y parco a la vez.

-Balaguer fundó Herrera. Impulsó una nueva clase empresarial. Ellos quieren decírselo de esta manera ahora que no es Presidente. Creo que no debe oponerse.

A ustedes se lo he contado en varias oportunidades. Cuando el 1 de julio de 1966 juró por nueva vez como Presidente de la República, encontró una economía destruida. Una desacertada política de gasto público sumada a formas diversas de corrupción durante la administración del triunvirato,abrió el dique de un gran descontento popular. La abrupta interrupción del mandato constitucional del profesor Juan Bosch, en septiembre de 1963, sirvió como agente catalizador del descontento.

Al ascender al poder encontraba una administración pública sostenida por la Organización de Estados Americanos (OEA), con recursos estadounidenses. Para romper esta dependencia y reestructurar esa administración dispuso reducir los gastos corrientes en cerca de un 41%. De este valor relativo, aproximadamente un 27% afectaba la cuenta de gastos personales del Estado.El ahorro que supuso tal arriesgada disposición, peligrosa a todas luces en ese instante, le sirvió para iniciar un agresivo programa de inversiones.

Fue entonces que dispuso la ocupación de unas antiguas fincas de Héctor B. Trujillo y de don Juan O. Velásquez, para ofrecer tierras a cualquiera que decidiera fundar una industria. En mayo anterior, poco antes de los comicios, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) otorgó un préstamo al  gobierno provisional que encabezaba el Dr. Héctor García-Godoy, para ofrecer apoyo al sector productivo. Se compensaron empresas afectadas por las acciones de la guerra civil, y se recapitalizaron mediante financiamientosreembolsables de bajo costo, las empresas más lesionadas.

Balaguer no se limitó a fortalecer el gasto público de capital. Adoptó como propio este mecanismo abierto desde el Banco Central de la República con el nombre de Fondo de Inversiones para el Desarrollo Económico, o FIDE por sus  siglas. Todo el que prometiera establecer una actividad que transformase bienes primarios o intermedios y empleara mano de obra ociosa, tenía tierra donada y capital para la inversión. Para impulsar el progreso, pues, no sólo se valía de la inversión directa del Estado, sino de esta otra formaindirecta de inversión para el desarrollo. A la vuelta de pocos años, esta política indujo a movilizar ahorros internos por casi cien millones de pesos o dólares, pues existía paridad. Fueron beneficiados casi mil tipos de empresas en el área industrial (para la sustitución de importaciones, principalmente), educación, salud, laagropecuaria, la artesanía y otras. El valor agregado a la economía por este esfuerzo, supuso otros cerca de ciento veinticinco millones de pesos o dólares.

Hace pocas horas he visto que Luis Manuel Tejeda Pimentel pide al Presidente Leonel Fernández abrir un programa similar para impulsar el sur del país. Al leer la carta, publicada en un diario nacional, me he preguntado si gobiernos impotentes para generar ahorro público destinado al gasto de capital se encuentran en capacidad de entender esta forma indirecta de inversión del Estado. En la carta, Luis Manuel sugiere que es posible. De hecho, pretende que al igual que en mayo de 1966 bajo la gestión de García Godoy, un nuevo FIDE surja de un préstamo externo a bajos intereses y largo plazo.

Entre tanto, la placa con el nombre de Balaguer y los otros funcionarios, se encuentra en el lugar que eligieran los empresarios de Herrera. Sencillo el monumento, habla más parcamente que Payo, sobre una obra que impulsócrecimiento y desarrollo todavía insuperables.

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