Impunidad = Democracia representativa

Impunidad = Democracia representativa

HAMLET HERNANN
¿Qué sentido tiene sorprenderse porque se les conceda formalmente la impunidad absoluta a los norteamericanos que delincan en nuestro territorio «soberano»? ¿Cuándo no han disfrutado los yanquis de ese privilegio que la sumisión ha convertido en derecho inalienable? Desde que a principios del siglo veinte el presidente McKinley compró la deuda externa dominicana, el dominio yanqui empezó a sentirse con fuerza.

Se apoderaron de las aduanas y con ello de la economía nacional estableciendo desde entonces la impunidad para los norteamericanos. Cuando el control económico no les pareció suficiente, invadieron militarmente en 1916 para erradicar el Estado dominicano por ocho años. Aparentaron irse cuando el general Trujillo estuvo listo para gobernar a sangre y fuego durante 31 años garantizando esa impunidad. Intentamos la verdadera democracia en 1963, en la que no había impunidad para nadie y el ensayo nos duró apenas siete meses. Un golpe de Estado restauró el gobierno de fuerza que garantizaba el entreguismo y los privilegios de las legiones norteamericanas. Un día de 1965 el pueblo decidió que tanta corrupción y tanta impunidad era demasiado y los del Norte no vacilaron para enviar 42 mil militares a erradicar cualquier asomo de independencia y de soberanía. No puede olvidarse que en aquella oportunidad el sargento Douglas Lucas de la 82ª División Aerotransportada mataba dominicanos para ejercitar su puntería desde la azotea del edificio de Molinos Dominicanos. Y a nadie se le ocurrió entonces ni ahora castigar a quien se jactaba de su hazaña. De ahí en adelante, los gobiernos norteamericanos dejarían la impunidad en manos de Balaguer y de todos los que como aquel sabían que el juego del patriotismo era muy peligroso. Y que la impunidad debía ser mantenida.

Ahora bien, el asunto de la impunidad no tiene que ver sólo con los gringos aunque esa sea una de las asignaturas básicas que nos han dejado sus ocupaciones militares. Es cuestión de degeneración del sistema que gobierna República Dominicana. En este país los únicos que no disfrutan de la impunidad son los pobres, dominicanos o haitianos. Sólo los pobres son castigados con penas de reclusión. El que dude sobre este axioma sólo tiene que preguntar quiénes ocupan las cárceles dominicanas

Para saber de impunidad también podría investigarse las declaraciones de impuestos de los miembros de los comités ejecutivos de los partidos políticos mayoritarios de los últimos cuarenta años. Descubriríamos que todos y cada uno de ellos llegó desnudo al ejercicio de la política, con una mano adelante y la otra atrás, para tapar sus partes pudendas. Más aún, encontraríamos que salieron o están todavía en el ejercicio político forrados de dinero y de propiedades, mal habidas por cierto, sin que hubieran pagado un centavo de impuestos por esas riquezas. Desfalcar descaradamente al erario por dos vías ante los ojos de todo el país es lo que se llama impunidad de veras.

Y si con eso no nos basta para demostrar la universalidad y la omnipresencia de la impunidad en esta media isla, hagamos el mismo ejercicio sobre evasión de impuestos con los Generales de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional. ¡Porque ahí sí que la pintura es dura! Analfabetas muchos, bachilleres algunos y pocos profesionales universitarios a su debido tiempo, amasaron fortunas que ni siquiera los industriales pueden igualar. Toda esa riqueza ha sido acumulada sin pagar un centavo a impuestos Internos por su enriquecimiento ilícito e inexplicable.

Huelga mencionar aquí a los banqueros que con sus asaltos desde adentro quebraron la economía nacional y andan disfrutando de los saqueos, antiguo y reciente, como si nada hubiera pasado. Claro que éstos tienen la coartada de que respaldaron económicamente a cada uno de los Presidentes, así como a los jefes militares que han pasado por los gobiernos, por lo que la complicidad del sector gobernante les garantiza la impunidad absoluta.

Visto el caso y comprobado el hecho, tenemos que llegar a la conclusión que la impunidad es universal y omnipresente en el ámbito dominicano. Banqueros corruptos, Generales corruptos y políticos corruptos debían reclamar enérgicamente que se les otorgara la misma impunidad formal que se les está dando a los norteamericanos. En un gesto de patriotismo, el Presidente debía firmar un convenio en el que se exima a los dominicanos corruptos del castigo de la justicia, para que de algo sirva ser dominicano en su propia tierra. Mientras, sigamos metiendo en la cárcel a los pobres, porque esos no tienen quien les escriba ni los defienda.

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