Inaceptable agresión a la democracia

Inaceptable agresión a la democracia

Lanzado, una y otra vez, al reeleccionismo conculcador, Daniel Ortega ha hecho que su nombre aluda a Anastasio Somoza, el dictador que le precedió para sufrimiento del pueblo nicaragüense. Las elecciones para perpetuarse bajo forzosas reglas, lo colocan, más que antes, al margen de la legalidad y de los usos democráticos.

El autócrata, aislado casi por completo de sus antiguos compañeros de hazaña libertaria, reniega del puesto en la historia alcanzado por Augusto César Sandino, su compatriota. Fue a la urnas aferrado al poder con sus competidores en prisión y tenaz persecución contra opositores y la prensa independiente y valerosa.

Deviene en déspota uno de los nicaragüenses que encabezó la memorable guerrilla contra la dinastía somocista situada entre las antiguas dictaduras anticomunistas de América Latina que incluyó a Rafael Trujillo.

Queda en la lista de sojuzgadores de pueblos. República Dominicana, la más pisoteada y la que más mártires aportó en un período de satrapías continentales, ha cerrado fila en el bloque de Estados que desconocen los resultados de la farsa electoral en Nicaragua.

Las fuerzas democráticas dominicanas militaron contra la anterior dictadura nica y el héroe nacional Gregorio Urbano Gilbert hizo presencia en la lucha contra la intervención extranjera en esa parte de la cuenca del Caribe.
No se valen los apoyos incondicionales a un régimen que devino en opresivo tras nacer para causas justas.

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