Inadaptados

Inadaptados

Hace muchos años, conocí a don Bolívar Temístocles Roa (q.e.p.d.) abogado meritorio,  y le escuché decir que desde pequeño supo que pasaría mucho trabajo en la sociedad que le tocó nacer, porque sus padres le inculcaron el respeto a las leyes, la honestidad, la responsabilidad, el civismo, la lealtad y otros valores morales.

Don Rafael Herrera, uno de los más prominentes periodistas y pensadores dominicanos, decía algo así como que ser serio en un país lleno de vagabundos, era una gran charlatanería y así, al igual que don Bolívar, tenía razón, porque ahora está bien claro que ser honesto es una garantía de fracaso social y/o económico y los que no se acomodan al status quo, de manera consciente, se autocalifican de “pendejos”, siendo esta una tendencia relativamente nueva en nuestro país pero que ya se ha utilizado en otros lugares donde, inclusive, se han formado movimientos sociales con esa denominación.

Lo real es que aquí muchos nos debatimos entre el “pendejismo” que evocó don Bolívar Roa, y la “charlatanería” a que aludía don Rafael Herrera, pero no hacemos nada concreto para transformar la sociedad. Nos conformamos con la denuncia, la difusión de los hechos y el análisis de su repercusión o daño en la comunidad, pero no enfrentamos al monstruo porque nos asalta el temor a ser aplastados por la hegemonía de los corruptos.

Quisiera que en algún momento dejemos la “charlatanería” de ser “pendejos” y que los inadaptados nos unamos para transformar definitivamente nuestra sociedad que se encamina a una incontrolable y creciente descomposición. Cuando eso ocurra con fe y decisión inquebrantable, sin simulaciones o engaños, no dejen de avisarme, que allí estaré.

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