POR CARMEN MATOS
Para Mayra Carrera, una madre soltera de tres hijos, nunca fue un secreto que el sustento de su familia sería  fruto del trabajo de sus propias manos. Sin embargo, esta mujer oriunda de Monte Plata y con un grado académico de nivel básico, jamás se imaginó que a los 51 años de edad sería propietaria de un taller de ebanistería donde  fabricaría muebles y otras piezas del hogar.

Mayra es una de las más de 2,500 mujeres que rompió los parámetros establecidos para “el sexo débil” enrolándose en el Programa de Formación Técnica, que desde mediados de los años 90 implementa la Organización No Gubernamental CE-MUJER en varios puntos del país.

“Comencé tapizando la cocina de mi casa y continué en la sala, en el patio y fui cosechando una clientela que me ayudó a fundar mi pequeño taller”, admitió Mayra quien es la principal representante de las mujeres ebanistas, tapiceras y artesanas, organizadas en la Asociación de Mujeres Técnicas para el futuro  (AMUTEC).

Narrando las vicisitudes que atravesó como doméstica y dejando sola en casa a  su hija que padece limitaciones mentales, exhortó a las mujeres a capacitarse y no perder el tiempo.

“Mi vida dio un giro”, recordó, cuando una amiga le recomendó la escuela que se había instalado en Los Mina y a la que, aunque temerosas, poco a poco se iban acercando las mujeres de la barriada.

El deseo de superación pudo más que los constantes cuestionamientos de sus vecinos y familiares  que criticaban su interés por aprender sobre las técnicas de tapicería.

Más tarde, las dudas se convirtieron en  el orgullo que hoy muestran sus hijos cuando señalan “eso lo hizo mi mamᔠde un lado a otro del taller. 

Con el apoyo del Instituto Nacional de Formación Técnico Profesional (INFOTEP), la Secretaría de Educación, Asociación Dominicana para el Desarrollo de la mujer (ADOPEM) y las  agencias de cooperación alemana y española, otras 70 mujeres también tienen  sus pequeños negocios.

La encargada de Formación Técnica y Empleo  de CE-MUJER, Nelly Chalas, detalló que la mayoría de estas mujeres que se dedican a  oficios del tipo “no convencional”, eran  amas de casa o trabajadoras domésticas solteras que, al llegar a una cierta edad, creían que ya no podían cambiar en sus vidas.

Cientos de ellas, agregó, se desenvuelven como trabajadoras independientes, que acompañadas de una caja de herramientas, ofrecen servicios por pedidos.

Chalas destacó que las mujeres que son ebanistas, tapiceras y artesanas se agruparon en 175 organizaciones y también en ocho federaciones a nivel nacional.

Por su parte, Elsa Mata, directora ejecutiva de la organización que trabaja en beneficio de las mujeres, dijo que tras romper el miedo a sus propias capacidades,  debieron enfrentar las barreras sociales que establecen que “hay trabajos para hombres y otros para mujeres”.

A más de 18 años de trabajo, recordó, ya existe una demanda nacional por los programas de formación técnica  que se desarrollan en once municipios del país.

Luego de años de esfuerzo,  las pequeñas empresarias, en su mayoría residentes del sector Los Mina, inauguraron el Centro de Servicios “Metas”, en que ofertan sus productos.