Un incendio redujo a cenizas el interior de la vivienda de Ana Dolores Alberto, en la mañana de ayer, en un callejón del barrio Jarro Sucio, en el ensanche Quisqueya, Distrito Nacional, dejando a su propietaria literalmente en la calle.

La casa quedó con las paredes y el techo. Se presume que un cortocircuito fue la causa del incendió. La mujer, desempleada y que justo ayer salió temprano a realizar una limpieza en un apartamento, quedó con la ropa que tenía puesta, un bolso de mano y el celular.

Agradecida de Dios que le salvó la vida, Dolorita, como la llaman sus vecinos, quedó con el recuerdo de su hogar: una pequeña habitación que a mucho ingenio dividió en dormitorio, sala y cocina, y en la que exhibía un componente de música, valorado en RD$30 mil, un televisor de 21 pulgadas, por el que pagó RD$17 mil, una lavadora que recientemente adquirió a un costo de RD$11 mil y los demás electrodomésticos que logró comprar con el esfuerzo de toda una vida.

Suavizándose el pelo y secándose la cara, entre un paso apresurado y la mirada perdida, se acercó a lo que quedó de la casa Dolorita, quien estaba donde familiares, en otra calle de la barriada, horas después de que el fuego abrazó todo lo que pudo arde.

Suspiró y pidió que le recargaran el celular, ansiosa por volver a hablar con su hija que viajó a Estados Unidos. Lo primero que dijo fue: “no lloraré”, consciente de que la perdida de lo material tiene remedio. La gente corrió despavorida al ver las llamas y agradece la pronta intervención de los bomberos y de la emergencia del 911.