Incentivando la inmigración

Incentivando la inmigración

Existe en este país una deplorable método de remuneración y de condiciones laborales, con falta de auxilios sociales, que cierran puertas del empleo al trabajador dominicano e incentivan la contratación de mano de obra extranjera. La política de fijación sectorial de salarios mínimos puede dar margen al trato explotador. Se somete a los jornaleros a ingresos de miseria para mayor beneficio del empleador. Sin tomar en cuenta su condición humana ni sus necesidades más primarias. De ahí que campos y ciudades sean invadidos por inmigrantes, mayormente haitianos, que llegan con desesperación dispuestos a someterse a cualquier yugo, aptos para el abuso aunque menos calificados que los nacionales. Campo fértil para el capitalismo salvaje sustentado por fallidos controles migratorios.

Resultado de estructuras legales y operativas insuficientes contra la intrusión demográfica que quita sitios al criollo y agrava problemas habitacionales y urbanos, que incrementan el hacinamiento y la pobreza congestionando intersecciones y el comercio informal, familias inmigrantes que ejercen una mayor presión sobre los servicios hospitalarios que deben brindarse a extranjeros aunque hubiesen llegado a este medio como Pedro por su casa. Es herencia acumulada por un Estado que no ha cumplido sus propias reglas; solo aquella de «dejar pasar, dejar hacer» en lugar de asumir responsabilidades.

Preservación de un gran objetivo

Si tras dar sus primeros pasos con gran respaldo de los usuarios, el Metro de Santo Domingo pasa a quedarle mal a mucha gente por insuficiencia de espacio en horas pico, entonces llegó la hora de sufrir las consecuencias de la falta de planificación o de continuidad del Estado. La más costosa y ambiciosa obra de transporte público generó expectativas que deben cumplirse. Tan grande inversión debe dar los frutos que corresponden. El Metro debe contribuir a que miles de pasajeros lleguen con rapidez, comodidad y bajo precio a sus destinos, en pos del objetivo crucial de esta mega ciudad de colectivizar el transporte, reducir la contaminación y aliviar las sobrecargas del tránsito urbano. Si sus operaciones se estancan o retroceden se perdería una batalla contra la informalidad y el desorden que caracterizan otras formas de viajar en la actualidad.

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