Incertidumbre

Incertidumbre

Los profesores y empleados de la Universidad Autónoma de Santo Domingo han decidido continuar valiéndose de la fuerza para demandar aumento salarial.

A una propuesta del Gobierno, de hacer valer inmediatamente un aumento de un 50% en los viáticos y comprometerse a aumentarles los sueldos un 20% el año próximo, los profesores y empleados han respondido con una modificación un tanto extraña de sus exigencias iniciales.

Antes de la oferta del Gobierno demandaban aumento inmediato de un 30%. Después de la oferta, aumentaron sus demandas a un 40%, con un 20% aplicable de inmediato y el restante 20% para el año próximo. Y aparte de paralizar las labores, amenazan con huelga de hambre.

Mientras, entre los estudiantes se habla de tomar partido activo en el conflicto. En principio, los 158,000 estudiantes permanecieron pasivos, reclamando su derecho a la docencia. Ahora, indignados, amenazan con ir a las calles a luchar por su derecho a educarse, derecho que los profesores y empleados emplean como ariete para sus demandas.

¿Qué de bueno puede derivarse de este agravamiento de la crisis en la UASD? Ni es conveniente la huelga de los profesores ni sería prudente que los estudiantes reaccionen con movilizaciones callejeras.

Nosotros insistimos en que la medida de fuerza a que apelan profesores y empleados universitarios podría terminar desnaturalizando los motivos de sus demandas. Nadie duda que merezcan mejor paga, pero cerrar las vías del diálogo de la manera que lo han hecho no parece lo más sensato.

Tampoco parece sensato pretender que la UASD saque dinero de donde no tiene para destinarlo a aumento salarial, pues los números indican que la academia enfrenta un déficit acumulado.

No creemos que haya mejor instrumento que el diálogo para resolver este impasse. No lo hay.

Cautivos

Los asaltos a mano armada de las últimas horas son un claro indicador de  que la seguridad pública está en realidad en manos de los malhechores.

Son los delincuentes y criminales quienes determinan, realmente, si usted vivirá tranquilo o en zozobra en las próximas horas.

Es difícil encontrar una familia dominicana que no haya sido afectada en sus intereses por acciones de delincuentes y criminales.

Los ciudadanos son, ciertamente, cautivos de la inseguridad y la zozobra que imponen las bandas con sus actos antisociales.

No ha habido manera de que las autoridades puedan revertir esta realidad que ha modificado de manera muy dramática los hábitos y estilos de vida de los dominicanos.

Los ensayos de «Barrio Seguro» han sido exitosos, pero limitados a los sectores en los que ha sido instaurado. La seguridad que garantiza este operativo no se transmite por ósmosis a los barrios vecinos, aunque sí se «transmite» la criminalidad desplazada.

Hasta demostración en contrario, los dominicanos somos realmente cautivos de la voluntad de delincuentes y criminales que deciden la cuota de seguridad que merece cada uno. Lamentablemente es así.

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