Incertidumbre cívica

Incertidumbre cívica

El menosprecio de los perredeístas, enquistados en el gobierno, está llegando al tope de la torpeza mental cuando, ignorando todas las señales de que el país se les está desmenuzando en sus manos, persisten tan solo en su laborantismo reeleccionista que nos empuja a todos a la desesperación, y anhelar que llegue, con ciertas esperanzas, el 16 de mayo para, con un voto castigo, decirle a los perredeístas que son muy malos como gobiernistas y solo atienden sus programas personales de bienestar.

La accidentada trayectoria del gobierno, en sus 41 meses de mandato constitucional, está llena de las torpezas y de las peores muestras del gobernar a un país, en que solo sobresalen todas las maniobras burdas para dilapidar mensualmente las enormes recaudaciones, que por encima de los seis mil millones de pesos mensuales del pasado año, no se convirtieron en mejores niveles de vida de la población, angustiada por la forma de cómo los servicios públicos se deterioraban o se encarecían.

Fruto de esa saturante actividad política, que ha llevado al presidente de la República a desatender sus obligaciones constitucionales y oficiales, para preocuparse más por sus desplazamientos diarios en procura de asegurar su proclamación como candidato presidencial del PRD, está elevando aun más los niveles de desconfianza que se refleja de como la prima del dólar se eleva a niveles increíbles para beneplácito del gobierno. Y es que éste, con su cruel ley de los hidrocarburos, cada semana aumenta su nivel de ingreso, por la forma tan especial de como se disfraza el diferencial, y de cómo violando al propia ley que fijó sus topes, lo han elevado a los que ellos consideran los más beneficiosos.

La desconfianza impacta en el nivel de la prima, y pese a que se dice que diariamente ingresan $40 millones de dólares a la economía dominicana, tal afluencia no se siente debido a que los productores de dólares, en más de un 60%, las están dejando fuera a la espera de un mejor panorama de inversiones y si es que se puede despejar tantas incertidumbres cívicas.

Pese a la sólida oposición de la ciudadanía a la reelección del presidente Mejía, que continúa tan campante como el hombre del whisky, continuará elevando la prima, que ahora tiene motivos para estar más nerviosa con el proyectado traje a la medida del PRD con la ley de lemas o del voto preferencial presidencial, que como un engendro del mal, ha servido para que más temores se entronicen en todos los dominicanos, que ya esperan lo peor del PRD. Ya nadie descarta el fraude anunciado que tiene organizado ese partido, tal como ocurrió en las elecciones del 2002, a la hora que se den cuenta que las urnas están llenas de un voto de repudio a sus candidatos ya que se presume que ese aborto ilegal e inconstitucional será un mandato de Palacio para que el PRD pueda llevar hasta cinco de sus desesperados aspirantes, que de todas maneras, serán repudiados masivamente.

Faltan cuatro meses para las elecciones y el país ya está sumergido en una angustiosa actividad política, que han estimulado los dirigentes perredeistas, llevando al seno de la comunidad nacional sus ambiciones descaradas, en donde todavía ninguno, por pudor, ha establecido un programa de gobierno creíble. Y es que el presidente Mejía en su afán reeleccionista, quiere presentar todo lo que está obligado a realizar como jefe del Estado, como una concesión especial para sus súbditos que se atemorizan cuando escuchan sentencias de sus labios de que el poder es para ejercerlo y desacredita a todos los que critican su tozudez para arrollar a todo el mundo con sus aspiraciones.

Nos esperan momentos difíciles, y todo el mundo ya aguarda lo peor, incluso situaciones más terribles a las vividas en 1965, cuando el país se estremeció ante un enfrentamiento entre hermanos, que tantos daños provocó y los hizo prolongar por varios años. Ahora, conscientes de que el PRD no se dejará desalojar del poder por las buenas, con un voto masivo en contra, tal como lo vaticinan las encuestas, ya que cuentan con una JCE sometida a la voluntad de mandos superiores y con un Congreso mayoritariamente perredeísta, que está reafirmando su línea de acción de solo obedecer las directrices favorables al continuismo, es de esperar que la ciudadanía no continuará permaneciendo tan indiferente y atemorizada, y que al sentirse empobrecida como nunca, hará valer sus derechos ciudadanos para tener derecho a una vida segura, y no ahora que todos estamos asustados por un incierto futuro, fabricándose por las maniobras perredeístas de retener el poder a como de lugar.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas