Incertidumbre financiera innecesaria

Incertidumbre financiera innecesaria

Ante la incertidumbre caben distintas actitudes y sentimientos de los agentes económicos. Nuestros hombres empresas, Bancos de Inversión y analistas de Organismos Multilaterales, expresaban angustia por la dilación del Presidente Danilo Medina en ratificar a Héctor Valdez y a Claritza de la Rocha como gobernador y vicegobernadora del Banco Central, respectivamente. Y con ellos a las demás autoridades de la entidad emisora.
La dilación tuvo su costo; en ese lapso, tengo la información, inversionistas postergaron sus decisiones por la incertidumbre de no poder anticipar lo que iba suceder. Se perdieron más de doscientos millones de dólares. Interpretaron la dilación como señal de quiebre de la independencia ganada por la Entidad. No los culpo, hasta en los EE.UU. se practica populismo de diferentes maneras. Además, tienen asimilado, por conocimiento de historia contemporánea de algunos países de América Latina, que cuando se hacen cambios innecesarios en los bancos centrales los que llegan actúan como aves adiestradas que vuelven a mano de su dueño. Dicho de otra manera, carecen de independencia para tomar la mejor decisión de política monetaria, poniendo en cuestión la independencia de las entidades.
Para que nuestra política monetaria continuara siendo efectiva en tiempo como el actual de alta vulnerabilidad financiera en todo el mundo, lo antes posible se tenía que terminar con el tiempo de espera para revertir la incertidumbre innecesariamente creada. Lo digo porque no podemos equivocarnos, preservar la credibilidad de la política monetaria es clave para la estabilidad de los precios macroeconómicos y el crecimiento del PIB, lo que pasa por evitar sumar a la incertidumbre externa que no podemos controlar, situaciones internas evitables que afectan a todos los sectores productivos.
Y que nadie se engañe, la actual política monetaria mundial oscila entre dos ciclos, incertidumbre con más preguntas que respuestas, y normalidad. Estamos en el primer ciclo con los bancos centrales viviendo un tiempo extremadamente exigente, donde improvisar conlleva costos sociales en términos de inflación y pérdida de valor de la moneda.
El ciclo es extremadamente exigente, los responsables de la política monetaria deben tener credibilidad, capacidad demostrada y experiencia para anticipar situaciones. Preparados para no ser necesariamente ortodoxos o convencional en sus decisiones, y con medidas precautorias evitar que la inflación y el valor del peso se salgan de límites pre-establecidos, procurando no restar expansión al PIB.
Es de justicia reconocerlo, los objetivos se han alcanzado en la economía dominicana por la comprobada competencia técnica en política monetaria de las actuales autoridades del Banco Central. Han ganado credibilidad tomando decisiones exclusivamente entre los muros de la Entidad Emisora, y con el apoyo del aura técnica y académica que la rodea.
Danilo Medina lo reconoció cuando ratificó a Héctor y a Claritza por dos años más, despejando la incertidumbre creada y regresando el ambiente de tranquilidad que demandan las inversiones, decisión aplaudida por hombres de empresas, Bancos de Inversión y Organismos Internacionales. Las estadísticas hablan. Anualizada y desde 2012 hasta 2017, la inflación promedio 2.94%, por debajo del objetivo explicito de la Meta de Inflación de 4.0% ± 1.0%, el peso se devaluó 3.91% y la economía creció 5.6%, alrededor de su potencial. No se puede pedir más.

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