Incidencia de la Comisión Nacional
de Energía en la economía

Incidencia de la Comisión Nacional<BR>de Energía en la economía

EDUARDO KLINGER PEVIDA
La estructura institucional de un Estado debe ser la herramienta esencial de que disponga un Gobierno para poder ejecutar su programa de desarrollo. Cuando todas y cada una de las dependencias gubernamentales funcionan acorde con las definiciones y concepciones que orgánicamente se le han definido puede decirse, entonces, que un país marcha en la dirección correcta.

Lamentablemente, una de las grandes falencias que padecemos las naciones llamadas en desarrollo es la fragilidad institucional y, con ello, la incapacidad manifiesta de las mismas de apuntar hacia los objetivos estratégicos que se espera de cada una de ellas.

Padecemos en no pocos casos en América Latina y el Caribe de la existencia de instituciones estructuralmente deficientes o con programas o planes insuficientemente concebidos o con incumbentes incapaces o inadecuados o con sus intereses puestos en otras direcciones. En esos casos sufre el país y padece la población.

Mal de males del subdesarrollo.

Hace unos pocos días estuve presente en un acto en los salones de la Escuela Diplomática y Consular de la Secretaria de Estado de Relaciones Exteriores, que en verdad resultó estimulante y reconfortante, tanto por el motivo por el que se convocó, como por los objetivos de la reunión.

El motivo: la aprobación por las Cámaras Legislativas y la posterior promulgación por parte del ejecutivo de la Ley 57   07 o Ley de Incentivo a las Energías Renovables y Regímenes Especiales. El objetivo: reconocer el trabajo y la gestión que finalmente hizo posible que los legisladores la aprobasen. En este caso se reconoció a los Presidentes del Senado y de la Cámara de Diputados, Reinaldo Pared Pérez y Julio Cesar Valentín respectivamente, y a los legisladores de cada una de las Comisiones de Energía   de todos los partidos políticos   así como el involucramiento personal por muchos años de Doroteo Rodríguez. Con frecuencia le oímos citar al Lic. Arístides Fernández Zucco   Secretario de Estado y Presidente de la Comisión   aquella frase de José Martí: Honrar Honra.

Si la Comisión Nacional de Energía y su Presidente Fernández Zucco, así como los legisladores no hicieron sino cumplir con su deber, ¿donde esta entonces la razón del sentimiento de excepcionalidad?. Bueno, precisamente, en que finalmente se haya aprobada una ley que llevaba siete años pendiente de ser considerada en el Congreso. No busquemos explicaciones conceptuales; se visualizo y se comprendió la importancia estratégica de esa ley.

Todos sabemos que el problema eléctrico es el gran Talón de Aquiles de la economía nacional y, de hecho, el gran cuello de botella para poder presentar en verdad un escenario competitivo en los mercados que se nos abren mediante acuerdos de libre comercio y los cuales muy poco nos beneficiaran si no hacemos lo que es imprescindible y necesario. Ahí se inserta la relevancia de lo que acaba de celebrar la Comisión Nacional de Energía y lo que me motiva a compartir estas fugaces reflexiones.

Fernández Zucco resalto que mientras que en nuestro país el costo para el usuario final del kw/hora es de 24 centavos de dólar, en América Central es de 12 centavos. Unamos a eso el hecho de que esas naciones utilizan intensamente fuentes renovables de energía por lo cual se hace urgente estimular igual acción aquí y de ahí la gran importancia de la ley en cuestión.

Se pretende promover la «creación de nuevas tecnologías energéticas y la adecuada aplicación local de tecnologías ya conocidas». Es crear un escenario de «competencia de costos entre las energías alternativas, limpias y provenientes de recursos naturales, con la energía producida por hidrocarburos y sus derivados…»

La legislación identifica las extensas opciones de energía renovable con que puede contar el país: las agropecuarias, mezclas de alcohol carburante, o biodiesel, la producción de etanol a partir de la caña, la energía cólica y solar, etc.

Todo ello tiene un alcance estratégico y porta los factores para producir un viraje de fondo en el comportamiento de la economía dominicana. Si se es coherente y consecuente y se utiliza inteligentemente la herramienta que se ha puesto en manos del país, habrá que hablar, en breve, de un antes y un después de esa ley.

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