Recientemente, visité un centro comercial conocido del país, y vi un letrero frente a una cajera que decía: Tenemos fundas importadas. Hasta a las fundas extranjeras se le promueve de una manera especial, con un letrero específico. Y es porque el dominicano tiene fascinación por lo extranjero, por lo importado, antes que por los productos nacionales.
Contrariamente, en Corea del Sur, por ejemplo, los supermercados están abarrotados de productos coreanos.
Y para encontrar un artículo extranjero hay que ir precisamente a otro establecimiento, que se especializa en importar productos foráneos.
En la República Dominicana es al revés. Los supermercados están abarrotados de productos extranjeros. Y a veces, cuesta distinguir qué es lo que se produce en el país de lo que viene de fuera.
Hace poco, productores de cebollas, de leche y de otros productos han mostrado su preocupación por la inclinación a la importación de esos rubros, cuando alegan que hay suficiente producción local.
Más recientemente, el director de Fomento y Desarrollo de la Artesanía Nacional (Fodearte), Miguel Pimentel Shouwé, anuncio un plan estratégico para romper con la competencia desleal que existe en el mercado de las ventas de la artesanía, en donde el 90% es de origen extranjero y solo un 10% nacional, en violación a la ley.
Estudios financieros realizados por entidades coreanas demuestran que hay una estructura de fácil financiamiento para la importación de productos extranjeros, incluyendo vehículos, y que existen serias dificultades para el financiamiento a la producción local. Eso precisamente es lo que ha ido rompiendo la administración actual del presidente Danilo Medina. Pero falta más.
La inclinación a lo extranjero tiene un componente vinculado a la baja calidad de los productos dominicanos. Aunque Proconsumidor y su directora, Altagracia Paulino, están haciendo un gran esfuerzo, todavía falta mucho control en la calidad de los productos dominicanos. Y eso motiva a preferir productos extranjeros antes que los nuestros.
Personalmente, propuse cuando fui diplomático en Corea del Sur, la disposición de ese gobierno asiático en asesorar al dominicano en esa rama, de manera gratuita. Pero no tuve mucho respaldo.
Y otro factor importante que influye en esa inclinación a lo extranjero, es de carácter cultural. Por razones históricas y de idiosincrasia, el dominicano se ha ido conformando con un estilo de vida en donde cree que lo que viene de afuera, por lo general, es mejor que lo nuestro. Y no debe ser así.