Incógnita sobre origen «bolas fuego» España

Incógnita sobre origen «bolas fuego» España

MADRID (EFE).- Gran parte de España observó ayer con curiosidad el cielo después de que miles de personas vieran anoche cómo «bolas de fuego» surcaban el cielo del país, mientras que científicos y fuerzas del orden se han lanzado, por el momento sin éxito, a buscar restos del fenómeno para determinar su naturaleza.

A la espera de poder encontrar y analizar posibles muestras, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), principal organismo público español de investigación, optó por referirse a un «bólido» y consideró que no se puede hablar de caída meteorítica hasta que no existan restos que verifiquen la naturaleza extraterrestre.

Según el CSIC, que estimó que las probabilidades de hallar fragmentos son muy escasas, todo apunta a que se trata de la fenomenología lumínica y acústica típica de un «bólido», es decir cualquier objeto, y a su fenómeno asociado, que entra en la atmósfera terrestre.

Sea cual sea la naturaleza de lo ocurrido, los medios de comunicación centran hoy su atención en esas «bolas de fuego» que hacia las 18.00 hora local de ayer (17.00 GMT) llevaron a miles de personas a alertar a los servicios de emergencia desde Santiago de Compostela (noroeste) hasta Castellón (este), pasando por el centro y el oeste del país y por el archipiélago mediterráneo de Baleares.

Habitantes de localidades de las provincias de León, Palencia y Soria aseguran que restos del objeto cayeron en esa área, lo que llevó a patrullas y helicópteros de la Guardia Civil a desplegar hoy un dispositivo de búsqueda, en el que también participaron vecinos de la zona.

El grueso de las labores, por el momento infructuosas, se centraron en una franja de veinticinco kilómetros situada entre Renedo de Valderaduey (León) y Guardo (Palencia), así como en las inmediaciones de la población de Almarza (Soria).

Además, la Guardia Civil prosiguió en la provincia de Castellón la búsqueda de una supuesta avioneta, después de que ayer bomberos y fuerzas del orden se movilizaran ante la alerta sobre la posible caída de un aparato o de una «bola de fuego».

Las alarmas recorrieron diversos puntos de la geografía española, pasando también por Extremadura (oeste), Aragón (este) y Castilla-La Mancha, y hasta los asistentes a un partido de fútbol en Galicia (noroeste) pudieron contemplar el fenómeno, que hoy reproducen las televisiones del país.

Los científicos prefieren mostrarse cautos a la espera de hallar eventuales muestras, que en caso de aparecer serán analizadas por el Centro de Astrobiología.

El geólogo Jesús Martínez-Frías, responsable del Laboratorio de Certificación e Identificación de Meteoritos del Centro de Astrobiología, dijo hoy que la caída de estos objetos en la tierra no es excepcional y precisó que en muchos casos provocan un efecto visual «engañoso» sobre sus dimensiones.

Para este científico, se trata de un objeto «de grandes dimensiones», del tamaño «de un chalé», que entra en la atmósfera, aunque en muchos casos éste lleva otros pequeños satélites asociados.

Martínez-Frías señaló que los meteoritos que se recuperan en la tierra proceden generalmente del cinturón de asteroides que orbitan entre Marte y Júpiter, para explicar que algunos de esos asteroides realizan órbitas excéntricas y se acercan más a la tierra y son atrapados por la gravedad de ésta, lo que provoca que se forme «el bólido».

En una línea similar se pronunciaron los astrónomos de la Red de Investigación de Bólidos y Meteoritos, para quienes la «bola de fuego» tiene todas las características de un cometa, «por su fragilidad y luminosidad».

Por su parte, el director del Observatorio de Astronomía «Ramón María Aller» de Santiago, José Angel Docobo, indicó que el objeto avistado podría tener «una masa inicial importante, entre cincuenta y cien toneladas».

Manifestó que el «bólido» pudo explotar en algún momento del trayecto y que esta deflagración fue visible debido a que tuvo lugar «a cierta altura, entre los cincuenta y cien kilómetros de altura».

Docobo explicó que el fenómeno fue «con bastante probabilidad» un ‘bólido’, es decir, el efecto luminoso producido por la combustión de una piedra cósmica que entra a la atmósfera terrestre a una velocidad de decenas de kilómetros por segundo.

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