Inconcebible

Inconcebible

Los sistemas de radar y radio ayuda de los aeropuertos internacionales Las Américas y Gregorio Luperón están apagados. Eso significa que la asistencia a los pilotos que entran a nuestro espacio aéreo, particularmente para aterrizaje, la están brindando los controladores aéreos valiéndose de procedimientos rudimentarios en desuso desde hace más de una década, lo que limita considerablemente la frecuencia de aterrizajes y despegues en ambas terminales y obliga a desperdiciar tiempo en sobrevolar el perímetro de los aeropuertos para mayor seguridad.

Y hay algo peor: el procedimiento rudimentario no permite a los controladores establecer o asignar distancias entre dos o más aeronaves que se encuentren en nuestro espacio aéreo.

Organismos internacionales han sancionado a este país por razones de falta de seguridad en aeronavegación. Nos encasillaron en una «categoría tres» y ha costado muchísimo trabajo situarnos, titubeantes, en la «categoría dos» y con escasas esperanzas de retornar a «categoría uno».

No sabemos si la falta de radares en dos terminales tan importantes como Las Américas y Gregorio Luperón sea tomada en cuenta para fines de calificación de nuestra seguridad en aeronavegación.

La Asociación Dominicana de Controladores Aéreos ha afirmado que los radares están fuera de operación por falta de piezas que, suponemos nosotros, deben costar mucho menos que lo que nos costaría un percance que pueda ser atribuido a la falta de radares.

Lo grave del caso es que después nos enojamos cuando, por cuestiones como estas, nos llueven las descalificaciones.

¿Qué explicación puede dar sobre esta ocurrencia el organismo que ha debido mantener en operación estos radares?

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Desequilibrio

El Plan de Seguridad Democrática, que ha dado excelentes resultados en el barrio Capotillo, ha puesto al descubierto algunos desequilibrios.

Mientras los policías que sirven en Capotillo cuentan con poderosas  Hartley Davidson, buen equipo de comunicación, chalecos blindados, cascos protectores, buenas armas y además cobran un incentivo económico, los de Villas Agrícolas tienen que arreglárselas como Dios les ayude.

También los que sirven en Gualey tienen dificultades de comunicación, transporte y, para empeorar las cosas, cualquier delincuente está mejor armado que estos policías.

En aras de un buen ejercicio por la seguridad ciudadana, es necesario eliminar estos desequilibrios, y que el Plan de Seguridad Democrática sea llevado a los demás barrios a la mayor brevedad.

Quizás podamos tener cierta reserva en cuanto al desempeño de un policía en una pesada Hartley, metido en los laberintos de ciertos barrios, pero favorecemos que sea mejorada su movilidad para patrullar y perseguir delincuentes, proveerlos de medios de comunicación y que no estén en desventaja frente a la delincuencia.

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