Incongruencias de nombres, apellidos y personalidad

Incongruencias de nombres, apellidos y personalidad

A veces lo llamo por su nombre, y otras por los apodos de nombrólogo y apellidólogo, con los cuales lo bauticé.

Y es que mi viejo amigo se pasa parte de su tiempo analizando las incongruencias de los nombres y apellidos de parientes y amigos con sus personalidades.

– Un compañero de oficina – me dijo mientras ingeríamos ron criollo en el patio de su casa – de apellidos Cordero Paz es el hombre de peor carácter que he conocido. Ha reñido con todos los empleados varones del departamento, incluyendo un par de peleas a puñetazos. Y no piropea a las mujeres, sino les echa boches, algunos con frases obscenas. Sin embargo, una secretaria llamada prudencia pone en juego su sueldo cada día, discutiendo la mitad más uno de las órdenes que le imparte el jefe. O sea, que Prudencia es una imprudente.

– No me explico- señaló otro día- por qué dos amigos de nombre Rómulo no consumen ron nunca, prefiriendo uno el vino, y el otro el wiskie, ni tampoco las razones por las cuales mi enllave Marino jamás se ha bañado en el mar porque le tiene terror.

– ¿Sabías que conozco un Modesto fantochísimo, que priva en fruta fina, en que jamás han utilizado un inodoro?- afirmó en una ocasión, y al señalarle que un amigo con ese nombre era sencillo y humilde, replicó de inmediato.

– Es que no hay regla sin excepción.

En otra ocasión dijo que había conocido dos personas apellidadas Guerra, que evitaban las discusiones hasta en los campeonatos del béisbol profesional criollo.

– En todo el tiempo que llevo estudiando las diferencias entre los nombres y los apellidos de las personas y sus caracteres-señaló- sólo me he topado con dos excepciones de importancia, y una de ellas tiene que ver con un apodo. Se trata de una mujer apodada Putina, a quien le gustaba un hombre más que un dulce, y que fue excepción en otro sentido. La pobre no se casó, aunque la gente repite que no hay jamona puta. La otra fue un amigo apellidado Guerrero, que cuando montaba en cólera se entraba él mismo a trompadas.

Desde aquel diálogo, a veces analizo las diferencias entre los caracteres de la gente y sus nombres y apellidos.   

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