Indefensos

Indefensos

Las relaciones entre consumidores y suplidores han mantenido en este país un patrón de abuso que no ha cambiado ni siquiera en virtud de la fuerte competencia comercial originada por la apertura de mercados.

Es por eso que alzas que eran atribuidas al alto precio del dólar, que llegó a merodear los 60 pesos por uno, se mantienen a pesar de que la cotización de la divisa estadounidense ha declinado casi un 50%.

El abaratamiento del dólar ha debido influir en los precios de numerosos artículos, no sólo de manera directa, sino también porque ha incidido en los costos indirectos por vía de bienes, insumos y servicios que intervienen en las redes de producción y comercialización.

Desde mucho antes de firmar con el Fondo Monetario Internacional, el comercio ha expuesto mil y un argumentos para tratar de justificar la persistencia, en el renglón alimentario, de precios que en modo alguno concuerdan con la caída de la cotización del dólar.

Ahora, comprometido el país en un acuerdo Stand By con el FMI, se argumenta que los ajustes económicos hechos por el Gobierno, como parte del acuerdo, mantienen alto el costo de la vida.

La influencia de los ajustes económicos en los costos y los precios es innegable, pero recordemos que desde antes de estos ajustes han estado prevaleciendo sobreprecios que no tienen justificación alguna, ni se corresponden con la necesidad de capitalizar para reposición de inventarios.

Entre los productores o importadores y los consumidores hay pasos de intermediación que encarecen los productos de una manera exagerada, y es difícil que se puedan establecer controles que no sean los que provengan de la propia voluntad de los comerciantes.

Ahora se informa que los productores de pollo del Cibao decidieron rebajar RD$3.50 a la libra, en granja. ¿Cuánto significará esta rebaja para el consumidor?

Buena iniciativa

Si el establecimiento de las fiscalías barriales fue una correcta y útil decisión, lograr que la Iglesia, los clubes y otras organizaciones comunitarias colaboren con el Ministerio Público en la solución de los conflictos es el complemento más adecuado.

Esta iniciativa es la mejor forma de validar uno de los papeles olvidados del Ministerio Público, que ha sido visto siempre como el medio de acusación, persecución y coerción al servicio de la sociedad. La solución armoniosa de los conflictos entre partes, en los casos que la ley lo permita, es una de las funciones del Ministerio Público.

La modalidad que nos inspira esta vez está siendo puesta en práctica en barrios de la parte alta de la capital, donde personal del Ministerio Público entrenan a personal eclesiástico y de organizaciones comunitarias para que sirvan de facilitadores tanto en la lucha contra la delincuencia como en la solución de conflictos cotidianos entre partes.

Siempre será posible rescatar personas de la delincuencia y los vicios apelando a medios conciliatorios pues no siempre la represión da buenos resultados en esa tarea.

Ha sido una excelente iniciativa de la cual la sociedad sacará grandes utilidades.

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