Independencia (1821), Separación (1844) y Restauración (1863)

Independencia (1821), Separación (1844) y Restauración (1863)

TIRSO MEJÍA-RICART

Lo que se produjo el 27 de febrero de 1844 fue la Separación

El próximo día primero de diciembre los dominicanos debemos celebrar por todo lo alto el segundo centenario de nuestra independencia. La ocasión es propicia para resaltar la importancia de esa fecha en la que nos convertimos por primera vez en una nación libre y soberana.

Con ese propósito deben aclararse varios conceptos que tienen que ver con la soberanía nacional, como son los de Padre de la Patria, de Apóstol de la Independencia y de Libertador, dentro del contexto de la historia dominicana, igual que el de manumisión de los esclavos en la historia dominicana.

El Santo Domingo Español se convirtió en país soberano cuando su pueblo abandonó el estatus colonial, al declararse el Estado Independiente de la Parte Española de Haití, o Haití Español; por lo cual es justo el título de Padre de la Patria para Núñez de Cáceres, como para Carlos de Céspedes en Cuba.

La dominación haitiana con el apoyo de sus armas sin sangre en 1822, de España en 1861 y de Estados Unidos en 1916 y 1965, no la invalidan.

La labor patriótica de gestación de nuestra conciencia nacional para luchar por recuperar nuestra soberanía se debe a Juan Pablo Duarte, que lo hace merecedor del título de Apóstol de nuestra libertad; lo mismo que Miranda en Venezuela y José Martí en Cuba.

Lo que se produjo en 1844 fue la Separación, producto del esfuerzo colectivo de los trinitarios, partidarios de la plena soberanía, en alianza con los partidarios del protectorado o la anexión a Francia.

A eso se debió que se reservara a Tomás Bobadilla la presidencia de la Junta Central Gubernativa, no obstante ser representante destacado del sector proteccionista, que ejerció el dominio político durante toda la Primera República.

Del mismo modo, hay que establecer que España recuperó nuestro país para su soberanía en dos ocasiones: La primera en 1809, de los franceses, que fue bautizada como “La Reconquista”, encabezada por Juan Sánchez Ramírez, con la ayuda del gobernador de Puerto Rico; y la segunda, organizada por Pedro Santana con la ayuda del gobernador de Cuba.

Debido a esta, ese caudillo perdió el título de Libertador, por lo que le corresponde esa denominación a Ramón Matías Mella, Francisco del Rosario Sánchez, Antonio Duvergé y José Joaquín Puello, que fueron los principales héroes del 1844.

Si bien en Haití se dieron simultáneamente las gestas de la independencia y de liberación de los esclavos.

Ese no fue el caso dominicano, pues esta última fue decretada primeramente por Toussant L’Ouverture en 1800 y luego por Jean Pierre Boyer en 1822, mientras que en Venezuela se adoptó en 1821 y en Cuba en 1880, pues esta significó una revolución social, más que político-militar como fue la Independencia.

El Santo Domingo Español se hizo independiente de España casi al mismo tiempo que Venezuela, Ecuador, Colombia y Centroamérica.

La Restauración de la República fue otra gesta patriótica como la hubo en el México de Juárez que tuvo en Luperón su principal adalid.

La independencia, llamada Efímera, fue un hecho glorioso que merece ser exaltado con motivo de su segundo centenario, como otras de hispanoamérica de corta duración, (México, Venezuela, Centroamérica y la propia Cuba); cuya vigencia de solo 71 días no permitió se produjera la liberación de los esclavos.

Núñez de Cáceres merece el título de Padre de la Patria; Duarte es Apóstol de la Libertad

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