Independencia, Dominación Haitiana y Separación

Independencia, Dominación Haitiana y Separación

La historia dominicana y su interpretación que llega al gran público está contaminada de vacios, mitos y medias verdades, dictadas por prejuicios patrioteros, clasistas, raciales y religiosos, o bien por intereses económicos y familiares, cuando no por resentimientos o el temor.

Desde el punto de vista histórico nuestra primera independencia fue de España, en 1821 con Núñez de Cáceres, la que tuvo mayores méritos que la de la mayoría de los países que la celebran en América Latina; y es virtualmente desconocida del pueblo dominicano. Su gobierno llegó a controlar la mayor parte de su territorio, incluso la Capital y Santiago: que no fue el caso de México, Venezuela y varios otros. En ningún país ésta se produjo simultáneamente con la emancipación de los esclavos, ni en Haití donde se logró antes. La federación con la Gran Colombia no pasó de ser un proyecto. Lo que vino después fue la integración forzosa con Haití, con el respaldo de tropas invasoras, aunque tuvo aliados que actuaron desde dentro que facilitaron el proceso, como Dazir Dalmasí en la frontera, el también haitiano Pablo Alí, quien había servido bajo Jean François ex aliado de España y era jefe del estratégico batallón de Morenos en la capital; amen de dominicanos como López Villanueva desde Puerto Plata.

Haití no era potencia colonial, de manera que la República siguió hasta nuestros días con la única interrupción de la anexión a España del 1861 – 1865, y Duarte fue el apóstol.

Después vino la Separación nacional de Haití, como lo hicieron en su momento Bolivia del Perú; Uruguay de Brasil y Argentina; Venezuela, Ecuador y Panamá de Colombia; toda Centro América y Texas de México, pero en esos casos había mayor afinidad cultural entre esas comunidades (lengua, religión y condición social), y Texas contó con el respaldo apenas encubierto de los Estados Unidos, su poderoso vecino del norte, que luego lo anexó.

El hecho es que ni en la llamada Acta de Independencia del 16 de enero del 1844, ni durante la Primera República se mencionó la palabra independencia, sino Separación. Incluso la paradigmática calle “El Conde” se bautizó “Separación” y solo a fines del siglo XIX se le denomino “27 de febrero” luego que un decreto de Ulises Heureaux declarara a Duarte, Sánchez y Mella padres de la patria. Lo cierto es que la dominación haitiana contribuyó a exaltar la identidad propia y de los dominicanos por las diferencias y sentimientos de humillación que esto significó para la elite dominicana al ser gobernados por los haitianos, aun cuando sus jefes eran en su mayoría mulatos de origen liberal. La Iglesia fue desconocida en sus derechos y privilegios tradicionales y sus dirigentes como Valera, Gaspar Hernández, Portes y José Bobadilla fueron separatistas pro españoles, no patriotas como en toda Latinoamérica. Sin embargo, durante esos años desapareció la esclavitud, se estableció la legislación napoleónica más avanzada, se repartieron tierras a los campesinos, se liberalizó el comercio, se prohibió a los no ciudadanos ejercer el comercio minorista y se mantuvo la paz durante 20 años, lo que favoreció el desarrollo de una pequeña burguesía, de donde salieron los trinitarios y otros prohombres que proclamaron y defendieron la República Dominicana en 1844.

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