Victoria inapelable del partido socialista del presidente español, Pedro Sánchez, y retroceso de los independentistas por la baja participación, e irrupción de una ultraderecha separatista en el parlamento de Cataluña.

Estos son los tres titulares destacados de las elecciones convocadas de forma anticipada por el hasta ahora ‘president’ Pere Aragonès, de Esquerra Republicana, que es el gran derrotado: pierde un tercio de los votos cosechados hace tres años, una caída que hace inviable un gobierno secesionista con Junts, la candidatura del prófugo Carles Puigdemont, que mejora resultados y escala a la segunda posición, aunque lejos del vencedor, el exministro Salvador Illa.

“Los catalanes y las catalanas han decidido que le toca a los socialistas liderar esta nueva etapa”, decía Illa tras su triunfo, que lo es también de Pedro Sánchez, ya que para revalidar la presidencia de España concedió una controvertida ley de amnistía que permitirá a Carles Puigdemont regresar a casa sin causas pendientes con la justicia tras años de exilio en Bélgica.

Salvador Illa, sin embargo, necesita alcanzar acuerdos con otras fuerzas para formar una mayoría estable en el parlamento de Cataluña, en el que habrá por primera vez dos partidos de extrema derecha: por un lado Vox, unionista y españolista, y por otro Aliança Catalana, formación secesionista que consigue dos escaños. Estos partidos parecen antagónicos, pero comparten un mismo discurso xenófobo contra la migración.

La victoria de Illa, exministro de Sanidad durante la pandemia y cercano a Sánchez, es también un espaldarazo para el presidente del gobierno español, quien ha querido demostrar que su política a favor del «reencuentro», por la que apostó desde su llegada a la cabeza del gobierno español en 2018, funciona.