Ilusos los que pensaron que concluida la Guerra Fría entraríamos en una etapa de paz, la que reinaría en una aldea global. Ciertamente el mundo violento que se nos vino encima lo hemos visto en múltiples casos, experiencias e indignantes acontecimientos. En una ocasión escribía que mientras que durante la Guerra Fría los conflictos estaban más localizados, concluida aquella hemos entrado en una especia de paz caliente cuyos efectos de violencia nos alcanza a todos, no importa dónde estemos o vivamos.
El Instituto para la Economía y la Paz – IPE, por sus siglas en inglés – publica periódicamente estudios sobre la situación de seguridad en el universo y ha señalado que en el 2011, por tercer año consecutivo, el mundo resultó menos pacífico debido a los movimientos populares surgidos en algunas áreas del mundo, la insistente amenaza del terrorismo y diversas tipos de manifestaciones. El Índice de Paz Global que publica el IPE advierte de las serias amenazas de ataques terroristas y manifestaciones violentas.
Para su estudio el IPE tomó como referencia 153 países a los que sometió al análisis de 23 indicadores que abarcaban los conflictos internos, los diferendos internacionales, grado de militarización, política internacional, etc. y con los resultados que obtuvo coloca a cada país dentro de una escala. Lógicamente, varios estados del Oriente Medio que sufrieron severas convulsiones sociales, políticas y militares vieron afectadas sus posiciones anteriores. El caso más crítico resultó ser el de Libia, que de una posición 56 en que se encontraba con anterioridad, cayó a la 146 en el 2011. Varios países árabes y del Norte de África sufrieron severas caídas en el ranking global.
No todos fueron estallidos militares. Una hecatombe económica azotó a Europa provocando graves manifestaciones y caídas de gobiernos, como fueron los casos de Grecia, Italia, España, Portugal e Irlanda, los que registraron caídas de varios lugares en el ranking. No obstante, Europa siguió clasificando como la región más pacífica del mundo, insertando a siete países entre los diez más tranquilos: Islandia en el 1; Nueva Zelanda (2), Japón (3), Dinamarca (4), República Checa (5); Austria (6), Finlandia (7), Noruega (8), Canadá (9) y Eslovenia (10).
En el caso de América Latina la posición global fue la siguiente: Uruguay (21), Costa Rica (31), Chile (38), Panamá (49), Argentina (55), Paraguay (66), Cuba (67), Nicaragua (72), Brasil (74) y (Bolivia (76). En posiciones más atrasadas quedaron Perú (85), Ecuador (90), República Dominicana (91), El Salvador (102), Haití (113), Honduras (117), México (121), Venezuela (124), Guatemala (125) y Colombia (139). Obviamente, en algunos de esos casos seguramente muchos nos preguntaremos el porqué de la posición que ocupa uno u otro, pero recordemos que en estos ranking mundiales siempre hay un factor político-ideológico subyacente.
Los diez países que ocupan la cola de la lista, viniendo del último hacia arriba fueron: Somalia, Irak, Sudan, Afganistán, Corea del Norte, Congo, Rusia, Pakistán, Israel y la República Centroafricana.
El análisis considera también las consecuencias económicas globales de ese mundo violento, pero lo veremos en otra ocasión.