Indígenas salvadoreños piden a nuevo gobierno reconocer sus derechos

Indígenas salvadoreños piden a nuevo gobierno reconocer sus derechos

IZALCO.  Encarnación Mejía, un nativo de 62 años, llegó temprano a un centro de votación en Izalco, 60 km al oeste de la capital, con la esperanza puesta en que el presidente que resulte electo en el balotaje de este domingo en El Salvador reconozca por fin a los indígenas sus derechos ancestrales.

  De contextura delgada, casi enjuto, el hombre exhibió el dedo pulgar de su mano derecha manchado de tinta, como muestra de que había cumplido con depositar su voto.   «Yo voté pensando no solo en mí sino en toda la comunidad indígena que hay en el país. Voté esperanzado en que el nuevo gobierno que estamos eligiendo va a reconocer que existimos, que tenemos derechos ancestrales en la madre tierra», dijo a la AFP el veterano indígena.

  Llevaba un sombrero café, una desgastada camisa blanca y unas sandalias que él mismo fabrica con trozos de llantas de camión.   «Hasta hace poquito», recordó, no se reconocía la existencia y los derechos de los pueblos indígenas en El Salvador. Lo vino a hacer una reforma a la Constitución que el anterior Congreso aprobó en abril de 2012, pero que la actual legislatura no ha ratificado, por lo que no ha entrado en vigencia.   Cerca de Encarnación caminaba Marta Ponce, 49 años, una mujer de baja estatura que usaba un colorido vestido violeta adornado con flores, quien también ejerció el sufragio junto a otros miembros de su familia indígena izalqueña.   «No importa quién quede, yo pienso que el que gane debe ser más consciente que a nosotros los indígenas nos han mantenido marginados, y eso debe cambiar», aseguró Ponce a la AFP, tras reconocer que con «el actual gobierno se han tenido algunas mejoras» en el acceso a la salud, la educación y el trabajo.

Las calles de Izalco lucían muy transitadas, con personas que se desplazaban a pie vistiendo en muchos casos ropas con los colores rojo y blanco del izquierdista Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) o el azul, blanco y rojo de la derechista Alianza Republicana Nacionalista (ARENA).   El FMLN impulsa la candidatura del excomandante guerrillero Salvador Sánchez Cerén, mientras que ARENA postula al alcalde de San Salvador, Norman Quijano.   Una brisa fresca bajaba desde el cercano cerro del Volcán de Izalco, mientras en el parque central de la localidad muchos niños jugaban y grupos de ancianos campesinos tomaban el café ofrecido por vendedores ambulantes y soldados y policías vigilaban celosamente.   Izalco es uno de los asentamientos de nativos más representativo del país y en 1932 también fue uno de los escenarios de un levantamiento indígena durante el régimen militar del general y presidente Maximiliano Hernández Martínez, quien ordenó al ejército reprimir la insurrección a sangre y fuego.

  Durante la insurrección, más de 32.000 indígenas fueron asesinados por las fuerzas gubernamentales, aunque organizaciones campesinas estiman que esa cifra de muertos es muy conservadora.   En El Salvador, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), habitan actualmente pequeñas poblaciones de los pueblos náhua, pipiles, lenkas, kakawiras y chortí.   A mediados de 2013, James Anaya, relator especial de la ONU sobre los derechos de los pueblos indígenas, señaló en un informe sobre la situación de las comunidades nativas en El Salvador que el gobierno del izquierdista Mauricio Funes ha promovido «avances significativos» con el fin de «reparar su histórica marginación».

Cifras oficiales indican que en el país hay 13.319 indígenas, que representan aproximadamente el 0,2% de una población total, de 6,1 millones de habitantes.   No obstante, Anaya advirtió en ese informe que la anterior cifra ha sido «ampliamente criticada» por los mismos indígenas, que consideran que «subestima» el tamaño de la comunidad.

«No somos poquitos, somos una gran comunidad, que se nos debe tomar en cuenta porque somos un ejemplo vivo de la cultura de El Salvador», señaló a la AFP Astacio López, disponiéndose a votar a una escuela de Izalco.   En el balotaje de este domingo, los salvadoreños elegirán a su presidente a partir del 1 de junio próximo y por los siguientes cinco años.

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