Santiago. Deambulando por la ciudad resulta muy difícil cruzar dos calles y no encontrar algún mendigo, ya que la presencia de personas sin hogar forma parte de la cotidianidad.
En los últimos meses, esta ciudad ha registrado un aumento considerable de indigentes, sin que las autoridades gubernamentales y municipales tomen medidas para auxiliar a estas personas, muchas de las cuales padecen de problemas mentales.
Especialistas señalan a la crisis económica, el alza en el consumo de drogas, desempleo, abandono, entre otros factores, como las principales causas del aumento de esta población, que duerme en las calles de esta ciudad, creando problemas de convivencia con los vecinos y, en ocasiones, que muchos mueran en accidentes o a manos de desaprensivos que solo buscan hacerles daño.
Hablan los expertos. La doctora Delta Espinal, especialista en salud mental, comentó que el que haya personas en las calles con problemas mentales y de conducta, producto de su enfermedad mental, es un factor que constituye riesgos tanto para las personas enfermas como para los otros ciudadanos, porque esto representa un estrés psíquico social para las enfermas o enfermos mentales.
No crean que ellos no sufren también, cuando nos burlamos o los miramos mal, ellos son personas con sentimiento. Ahora bien, lo que tenemos que procurar es que el Estado o los organismos correspondientes asuman su responsabilidad ante la problemática de salud, indicó.
Sostuvo que la prevención primaria es sumamente importante, y es precisamente lo que no se está haciendo, y manifestó que la cultura de una sociedad con prejuicios deja muy pocas posibilidades para que una persona con problemas mentales, drogadicción, falta de apoyo moral, pueda salir del vicio y no llegue al extremo de la mendicidad.
Espinal dijo que a quien le corresponde enfrentar el problema es a Salud Pública creando casas de albergue o apoyando con más recursos al Departamento de Salud Mental del hospital José María Cabral y Báez.
Expuso que ha planteado que es necesario un hospital psiquiátrico, donde personas vayan a pabellones de manejo de crisis agudas, trastornos crónicos e internamientos y se les dé una asistencia especial.
Caso limpiabotas. En tanto, el psicólogo Oscar Berliza, quien trabaja en la unidad de atención de Violencia de Género de la Fiscalía de Santiago, argumentó que en el caso de los limpiabotas, afecta mucho esta ciudad.
Se supone que un niño o menor de edad no debe trabajar, pero los padres los mandan, ahora bien, el caso es que ellos piensan que jugando esos juegos de azar ellos aumentarán sus ingresos. Pero sucede que, en ese vaivén, incurren en un problema sociocultural y económico que debemos enfrentar, manifestó el especialista.
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La especialista en salud mental Delta Espinal propuso que una forma de enfrentar el problema es creando casas de albergue o apoyando con más recursos al Departamento de Salud Mental del hospital José María Cabral y Báez.
También, sugirió la construcción de un hospital psiquiátrico, que reciba a las personas en pabellones de manejo de crisis, trastornos crónicos e internamientos.