Indignados y dolidos

Indignados y dolidos

El choque en que nueve personas murieron y cuatro resultaron gravemente heridas en Azua, no solo llena de pesar a esa población en particular y a la sociedad en general, sino que también nos hace sentir indignados por la secuencia de episodios relacionados con este suceso. Hay testimonios de gente que afirma que el conductor de la patana causante de esta tragedia manejaba bajo los efectos de bebidas alcohólicas y además competía de manera irresponsable por dejar atrás a otro vehículo. En su carrera, encontró de frente al minibús cargado de pasajeros y prácticamente lo trituró, ocasionando las muertes y lesiones.

Ahí no termina la cosa. Muchos de los muertos y heridos fueron desvalijados por algunos de los que acudieron al lugar de la tragedia, supuestamente para auxiliar a las víctimas en medio de su dolor y desesperación. Ese pillaje, que es común en nuestras carreteras en circunstancias semejantes, jamás ha sido motivo de investigación por las autoridades que acuden a indagar accidentes de carretera. Es una conducta que nos desmoraliza, porque se pone de manifiesto en el momento en que las víctimas de un suceso derivado de la irresponsabilidad de alguien necesitan más la solidaridad del prójimo. La tragedia de Azua desnuda otra tragedia de carácter moral que acecha a esta sociedad, en la que a una irresponsabilidad que causa luto le sigue una indolencia criminal.

CONTRA EL MANEJO IRRESPONSABLE

La necesidad de que se sancione drásticamente a las personas causantes de accidentes trágicos, como el de Azua, ha despertado el clamor de sectores de la sociedad. Siete Administradoras de Riesgos de Salud (ARS), cuyos representantes participaron ayer como invitados en el almuerzo semanal del Grupo de Comunicaciones Corripio, llamaron a enfrentar lo que con mucha propiedad definen como epidemia de accidentes de tránsito que registra el país y que se ha convertido en un serio problema de salud.

Las ARS, que reafirmaron su disposición a continuar asistiendo a las víctimas de accidentes de tránsito, destacaron el alto costo que se deriva de los percances viales, en términos fisiológicos y económicos. Es alto el número de mutilaciones por esta causa. La sociedad debe sumar voces a este clamor que procura que los conductores irresponsables sufran las merecidas consecuencias.

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