Individuo y ser social

Individuo y ser social

En el año 1949 Albert Einstein reflexionaba acerca del  ser humano visto como individuo versus ser social. Decía que como ente solitario el hombre protege su existencia, satisface sus deseos personales  y desarrolla las cualidades innatas. Por otro lado, como ser social la persona busca ganarse el reconocimiento y el afecto de sus congéneres, compartir los placeres, se muestra solidario en los momentos de angustia, y ayuda al prójimo a mejorar sus condiciones de vida.

Sesenta años después uno se pregunta ¿cómo podemos integrarnos positivamente al mundo social sin que ello implique perder nuestras características individuales?

Dependiendo del nivel cultural y escolaridad de la persona notaremos cierta tendencia  a  asumir las formas de vestir, hablar, gesticulación, postura y hasta la manera de comer de otros individuos, cosa que se da muy en especial  con artistas, deportistas y otras celebridades.  Conozco de observadores agudos que por los gestos exhibidos solían catalogar en la radio y la televisión a sujetos como afines a Joaquín Balaguer, Juan Bosch, o a José Francisco Peña Gómez.

No criticamos el que se copien las buenas costumbres como parte de una educación integral, en lo que no estamos de acuerdo es con que conscientemente se finja una postura con el deliberado propósito de hacerse el o la graciosa para obtener ventajas coyunturales en perjuicio de la colectividad. La simulación hipócrita y poco honesta abunda en el degradante ambiente político dominicano. El engaño y la mentira se distribuyen a diario por toneladas a través de los medios masivos de comunicación. Ahora con más vera aplica una frase que mi difunta abuela paterna solía repetir: “mi hijo, el papel  lo aguanta todo”. Hoy tendríamos que agregarle al papel, la radio y la televisión, la internet y las cargas móviles.

Hay gente que compite y le gana a los reptiles no solamente en su nivel de arrastre sino en su capacidad de superar el arcoíris de tonalidades de colores que cambian dependiendo de las circunstancias en tiempo, espacio y persona. Individuos que antes de ayer enarbolaban la palmita, pasaron después a mostrar su gallo colorado, otros el blanco y más tarde el morado. Unos se dicen compatriotas, otros compañeros y hasta se ha acuñado el neologismo compañetriota.  Cada día es más raro encontrarse con ciudadanos capaces de llegar al sacrificio máximo defendiendo verdades e ideas. Lo que sí abunda por pipada  es gente ansiosa por volver al poder o de quedarse, así como nuevos grupos reciclados aspirando a lo mismo.

  ¡Cuán necesitados  estamos de otro Cristo hecho carne, para que con su látigo saque a los mercaderes del templo; de la resurrección de Juan Pablo Duarte para que nos refresque su ideario; de Eugenio María de Hostos  para que retome la escuela,  y de Juan Bosch para que reclasifique a algunos de sus discípulos!

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