Indolencia

<p>Indolencia</p>

Ocurre con mucha frecuencia que centros de salud con una intensa demanda de servicio por parte de la población más pobre, quedan abandonados a su suerte sin ninguna justificación.

Cuando no es que trabajos de remodelación y ampliación se toman más tiempo del que debieran, ocurre que se han deteriorado los equipos o faltan medicinas y material gastable.

Ya hemos visto varias veces el cuadro deprimente de personas impedidas de someterse a diálisis para poder aliviar graves trastornos renales, solo por el hecho de que los centros que practican este procedimiento han quedado desabastecidos de filtros y medicamentos.

Estos arranques cíclicos de indolencia han causado muchos trastornos en este país y podrían ser la causa de agravamiento de males de salud de mucha gente necesitada, sin acceso a los servicios médicos privados.

Ahora le ha tocado el turno al Centro de Gastroenterología donado al país por el gobierno de Japón hace quince años.

El personal médico y paramédico de ese centro paralizó sus labores para demandar que sean reabiertas áreas de servicio paralizadas desde hace algún tiempo y que se cumpla con el pago de un incentivo económico pendiente desde marzo del 2006.

El personal médico ha denunciado que el Centro de Gastroenterología está operando a un 25% de su capacidad, por el cierre de algunas de sus áreas de servicio.

-II-

Se recuerda que una situación similar ha estado afectando al Hospital Regional Taiwán, de Azua, que fuera donado a la República Dominicana por el gobierno de ese país.

En ese centro falta personal especializado y hay denuncias de poca organización en cuanto a las personas que acuden en busca de asistencia médica.

Ese hospital fue inaugurado por el Presidente Leonel Fernández el 19 de marzo del 2005 y en poco menos de dos años ya acusa deficiencias importantes, que afectan sus servicios.

Hemos citado dos centros asistenciales donados por gobiernos amigos que deben haber captado la mala señal que proyecta este estado de abandono.

También hemos actuado con desparpajo al almacenar en lugares inadecuados equipos médicos delicados donados por gobiernos de países amigos.

El abandono de algunos hospitales degenera, irremediablemente, en denegación del derecho a la salud para miles de dominicanos que no tienen otra alternativa.

En medio de un plan de austeridad y recortes presupuestarios, procede que sean reforzadas las políticas de inversión social para atenuar los efectos de la situación sobre la población más pobre.

Mantener en óptimas condiciones los hospitales es parte de esa inversión social necesaria en estos momentos.

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