Inés Tolentino, en toda transparencia

Inés Tolentino, en toda transparencia

La totalidad despliega momentos de creatividad que responden a una variación de soportes y recursos que evocan la trascendencia de la vida dentro de su obra.
Importa tomar en cuenta que Inés Tolentino regresa al país después de más de treinta años viviendo en París, donde cursó estudios de arquitectura y desarrolló su carrera artística, manteniendo un lazo familiar permanente y viajando a República Dominicana con fiel apego e implicación en el desenvolvimiento de su carrera, representada internacionalmente por la Galería Lyle O´Reitzel.
La exhibición “Inés Tolentino 10 años” es un viaje a través de las inquietudes intelectuales y síquicas de una artista que expresa en su obra las perspectivas del pensamiento y de las inquietudes contemporáneas. Nos ofrece una óptica desde sus recuerdos o vivencias de la infancia con elementos y efectos del collage y del dibujo que mantienen la memoria con un refinamiento en el sentimiento de nostalgia vivida.
Una nostalgia visual que también encontramos en una serie de cuadros con fondos monocromáticos que manifiestan una sinfonía a través del color, como un fondo de energía de vida entre el azul y el verde, con sutilezas de luces y sombras en las rallas para sugerir la fragilidad de mantener el equilibrio en un fondo aparentemente sostenido.
La sutileza de cada uno de estos cuadros se nutre de la dicotomía de un fondo abstraccionista-constructivista, y de un foco de imagen religiosamente guardado en un enmarque redondo que oficia como escapulario o fetiche de un retoño del recuerdo, así como “La Magdalena de Proust mojada en la taza de té”.
Encontramos en esta serie de pinturas el diálogo entre lo interno y lo externo como una secuencia sicoanalítica que interviene en la creación, como una respuesta a la relación entre la pulsión de los sentimientos y la ejecución de la obra, pues todo está sincronizado con una magnífica armonía.
Inés Tolentino expresa con la línea sutil, discreta, y tierna de su lápiz la coherencia entre el lenguaje emocional y el lenguaje visual, elaborado con una reflexión intelectual nutrida a través de sus lecturas escogidas durante sus años de vivencia, desarrollo y madurez en Europa.
A partir de este aspecto, nos hemos preguntado qué suponía para ella “el retorno al país”, y su respuesta fue muy clara, “El regreso al país era, idealmente, una manera de terminar o de disminuir la presencia de la nostalgia en mi obra. Sentía la necesidad de concluir con la evocación de un allá perdido y omnipresente. Finalmente, creo que la nostalgia está en mí desde mucho antes de partir a Francia. Es también una manera de estar en el mundo con el temor de perderlo. No obstante, decidí no recurrir mucho a las palabras olvido, memoria, recuerdo, archivo, inventario, en mis títulos. Decidí presentar una retrospectiva de 10 años. Considero que a partir de 2007, mi dibujo- fondo y forma-, se volvió más libre; el papel se despejó más aun. Y ello influenció también la pintura”…10 años, es un título corto que interroga… Destacamos que es muy importante para un artista interrogar su obra.
“Inés Tolentino 10 Años”, una retrospectiva de la artista, compuesta por más de 80 obras, entre pinturas y dibujos, que abarca la última década (2007-2017), en la que se destacan obras como: “Vanidad, 1.2.3” (2007). “Coseré mi corazón al tuyo” (2008); “Tejiendo mi historia” (2008); “Las mujeres nacen en las rosas (2009); “Ceremonia” (2012); “Todo tiembla alrededor” (2013); “Clara” (2014); “Incendio” (2015); “Mi llano en llamas” (2015); “Una red para la noche” (2016) y “No tengo paisaje” (2017).
Así como también una selección que incluye más de 60 dibujos y trabajos en técnica mixta sobre papel, extraídos de sus series “Paradojas” (2009); “Intimidad” (2010); “Las Danae” (2011-17); “Antes de las cenizas” (2015); “En un soplo” (2015); “Sucesos” (2011); “Con los ojos abiertos” (2014); y “A quemarropa” (2015), entre otras obras.
Las referencias del conjunto de la muestra evidencian un diálogo de una refinada femineidad que se manifiesta con una gran libertad, incorporando en su discurso visual algo que va más allá del feminismo.
Estamos frente a una obra que mantiene la presencia de la mujer en cuerpo y espíritu como un recurso de seducción y belleza, pero sin dejar de lado el drama y el dolor, siendo este aspecto el diálogo de una mujer artista frente a todas las amenazas y tragedias de la violencia. El discurso es “más femenino que feminista”, sabiendo que en el bastidor Inés Tolentino es consciente de todas las amenazas sobre el género… “En los años 90, cuando una persona de la profesión me «acusó» de tener una obra femenina. Era una crítica. Durante años me cuidé de ello. Pero, justamente, a partir del 2006 y definitivamente en 2008, a raíz de una exposición en París inaugurada el 8 de marzo, fecha de conmemoración del Día de la Mujer, mi obra se tornó visualmente atractiva, delicada, seductora y provocadora como un cliché sobre la feminidad, aunque con el único objeto de expresar y revelar, sin agredir ni crear una reacción inmediata de rechazo, hablo de mi percepción como mujer y mi percepción de las vivencias de otras mujeres. Expreso sentimientos que nos conciernen a todos, más allá del género, del amor, de la pasión, violencia, miedos, medio ambiente, identidad, pero con mis ojos siempre maquillados”…
Esta matización sutil de la artista nos parece fundamental, y amerita una profunda reflexión sobre la femineidad desde la percepción de las mujeres artistas en sus múltiples variaciones. En el caso de Inés Tolentino, la sentimos en un mundo de pensamiento y de ejecución artística que va desde Virginia Woolf a Louise Bourgeois, con algunas armonías de humor y gracia.
Dentro de la colección nos hemos encontrado con dos pinturas de factura expresionista que provocó en nosotros una emoción singular, pues esta artista nos sorprendió por la precisión de la composición del paisaje tropical en dos registros visuales de colores y luces, pero también, de sombras y noche, sugiriéndonos toda una reflexión sobre el paisajismo, y, sobre los mitos del trópico.
En estas dos pinturas nos convocó el recuerdo del romanticismo sublimador del exotismo y el spleen de Baudelaire. Una manera para la artista de manifestar su conciencia y clarividencia sobre los riesgos y los peligros de las apariencias…Ella lo expresa con las luces y sombras de su paleta y el enfoque de la dicotomía visual en una misma imagen. Inés siempre ha sido una artista conmovida por objetos cotidianos, y ha argumentado que los selecciona desde los más simples hasta los más sofisticados.

En estos días, como el 8 de marzo, Día de de la Mujer, se ha desplegado en el territorio nacional y en los espacios de arte, conferencias, debates, charlas sobre la condición y la posición de las mujeres en las artes. Bajo este evento, Inés Tolentino significa para nosotros un diálogo de mujer con su expresión y creación artística que enfocaríamos con una lectura se signos y códigos libres en el que la femineidad pertenece al corpus de conciencia, belleza y ética, pero también, independencia frente a todos los ismos que podrían encerrar la libertad específica y abierta a toda mujer que piensa y crea.
La obra de Inés Tolentino es libre, como ella!

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