Inestabilidad política en Haití, cinco años después del terremoto

Inestabilidad política en Haití, cinco años después del terremoto

PUERTO PRÍNCIPE. En una cruel coincidencia, Haití celebra este 12 de enero el quinto aniversario del terremoto que dejó 300.000 muertos, el mismo día en que culmina el mandato del Parlamento, susceptible de crear un vacío político que permitiría al presidente Michel Martelly dirigir el país solo mediante decretos.

Haití, acostumbrado a vivir en la cuerda floja, está profundamente dividido, y su presidente, el excantante Martelly, es objeto de críticas por parte de manifestantes que en los últimos tiempos salen a las calles y le reprochan su nepotismo.

Las protestas para pedir la renuncia del presidente y del primer ministro Laurent Lamothe se tornaron violentas a mediados de diciembre, cuando una persona murió baleada mientras cientos de jóvenes intentaban forzar una barricada de la policía frente al palacio presidencial.

Lamothe, quien hizo fortuna en África con el negocio de las telecomunicaciones y es amigo íntimo de Martelly, dimitió unos días después de esta protesta.   Su reemplazo por el opositor Evans Paul, encargado de formar un gobierno de consenso, no tranquilizó ni a la clase política ni a los manifestantes que siguen saliendo a las calles para exigir la renuncia del mandatario.

La oposición parlamentaria impidió la realización de una Asamblea Nacional convocada por el jefe de Estado para darle un voto de confianza al primer ministro designado. La investidura de Paul fue entonces suspendida a la espera de negociaciones políticas.

 – ‘Vida institucional’ –  «Hemos aceptado el informe (de la investidura) que habría provocado otros problemas. El presidente y yo trabajamos sin descanso para encontrar una salida a la crisis política. Pido un gesto de responsabilidad de parte de cada actor», declaró Paul en una entrevista con AFP.

Pero los protagonistas no parecen estar preparados para hacer concesiones reales antes de que expire el mandato del Parlamento, el 12 de enero. De hecho, en los últimos tres años el gobierno no ha logrado organizar elecciones municipales y legislativas.   Al expirar el mandato, existe la posibilidad de que Haití caiga en un vacío político que permitiría al presidente Martelly dirigir el país por decreto.

«Lo que es preocupante es la vida institucional en la cual Haití podría estar sumergido. De un total de 500 legisladores quedarán una decena después del 12 de enero», explicó Lemète Zéphyr, profesor de la universidad de Haití.

Para tratar de evitar el vacío parlamentario, Martelly firmó el 30 de diciembre un acuerdo con los jefes del Parlamento según el cual los diputados y senadores haitianos se mantendrán en sus cargos hasta abril y setiembre de 2015, respectivamente. Pero los legisladores y la oposición no lograron un consenso sobre esta prórroga.

Para Zéphyr, «la administración del tiempo es un problema para los haitianos. Siempre piensan que tendrán tiempo, cuando el 12 de enero es mañana».

«No tenemos mucho tiempo más. Si no nos decidimos, el «Blanco» (ndlr: la comunidad internacional) nos impondrá una solución», teme un exconsejero electoral que pidió el anonimato.

Estados Unidos, que donó 3.000 millones de dólares desde el terremoto, exige a su vecino la organización rápida de los comicios.   «Las elecciones son primordiales para el desarrollo democrático de Haití y para continuar los avances en la reconstrucción y el desarrollo luego del terremoto» de enero de 2010, dijo el secretario de Estado John Kerry hace un mes.

A fines de enero, embajadores del Consejo de Seguridad de la ONU irán a Haití para incentivar la realización de los comicios.

«Hay unanimidad para decir que la prioridad hoy para el presidente haitiano es establecer un calendario creíble para realizar elecciones», explicó el Consejo el 5 de enero.

La negligencia gubernamental es una de las principales quejas de los haitianos, lo que deja en segundo plano las dolorosas consecuencias del terremoto de hace cinco años. Si bien más de un millón de personas pudieron conseguir alojamiento, miles aún no tienen casa y viven en carpas.

Después de la catástrofe, Haití -que ya era uno de los países más pobres del mundo- recibió promesas de ayuda de dinero para su recuperación, pero gran parte de esta ayuda nunca llegó. Y para agravar más la situación, una epidemia de cólera -aparentemente introducida por los cascos azules de Nepal enviados a ayudar por el sismo- dejó aún más víctimas.

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