Uno no quisiera, en medio del estado de calamidad económica en que se encuentra la Junta Central Electoral (JCE), ponerle mas presión a una institución que tiene una responsabilidad tan grande con la organización de las elecciones del 2016, definidas como muy complejas, pero resulta incomprensible que a dos años de que los directivos del Partido Alianza País (AlPais) depositaran los documentos requeridos para formalizar su reconocimiento este no se haya producido todavía. ¿Qué es lo que ha pasado? El doctor Guillermo Moreno y una amplia delegación de esa roganización política visitaron el pasado miércoles a la JCE para solicitarle agilizar el expediente, pero sobre todo para pedirle una explicación sobre las razones por las cuales siguen esperando por ese reconocimiento. Moreno recordó que el reconocimiento electoral en un Estado constitucional de derechos debe ser realizado de forma expedita a fin de garantizar el derecho de participación de los ciudadanos, como una forma de asegurar la equidad entre los distintos actores políticos. Lamentablemente eso no ha ocurrido, lo que ha obligado a los directivos de Alianza País, una organización que registra, según las encuestas, un notable crecimiento, a hacer de tripas corazón para agenciarse los recursos que permitan a la organización seguir operando. ¿Es ese crecimiento el motivo oculto detrás de la inexplicable renuencia de la JCE en reconocer Alianza País? Descartada la excusa de la falta de recursos para la realización del trabajo de campo, que según el miembro titular de la JCE Eddy Olivares, no conlleva gastos mayores, solo queda pensar lo peor, algo que nunca debe descartarse en una democracia donde el presidente de la institución responsable de organizar y administrar los procesos electorales, el doctor Roberto Rosario, es un dirigente “en licencia” del partido que nos gobierna –como dice el pueblo en la calle — “con todos los poderes”.