¿Inflación o escasez?

¿Inflación o escasez?

PEDRO GIL ITURBIDES
En ocasiones el precio de los artículos colocados en el mercado resultan de la necesidad del comprador. Un comprador ansioso por adquirir un bien o servicio eleva el valor de mercado del producto. Y la ocasional elevación de precios puede establecer pautas de mercado por aquello de la propensión del vendedor a lograr los mayores márgenes posibles de beneficios.

Pero el valor de mercado se fija también en virtud de factores exógenos aunque vinculados a la composición final del bien o servicio. O por la escasez.

 El país enfrenta alzas por escasez. Secuela del paso consecutivo y casi inmediato de las tormentas Noel y Olga, son los aumentos de precios que se observan desde hace días. No solamente los bienes primarios de consumo que resultaron dañados por las lluvias están aumentando su valor al detalle.

También sufren alzas otros productos provenientes de zonas rurales que por asociación, están sujetos al fenómeno. En pocas palabras, el consumidor está viviendo un proceso inflacionario que es efecto de los daños sufridos en cosechas agrícolas en el país.

A la vista no se encuentra una solución sin escollos. Porque algunos bienes podrían ser importados. Me temo que este paso encontrará obstáculos determinados por las características mismas de los productos, de las singularidades del mercado nacional, o problemas de la transportación. Cuando se importa ajo todos los consumidores escuchamos las protestas. Los permisos no pueden concederse sino previo consenso con el sector productor. La misma reacción, sin duda, podría surgir frente a la necesidad o posibilidad de importar otros productos.

Pero un platanal dura catorce meses para hallarse en condiciones de producir. La yuca tiene un período muy similar para que el tubérculo crezca bajo la tierra. No menos tiempo requieren otros tubérculos, como el ñame, los varios tipos de yautía y el escaso mapuey. De todos los cultivos perdidos, el de ciclo de siembra, crecimiento y cosecha de menor tiempo es el arroz. Éste, increíblemente, es cultivo de ciclo corto. Además, cuenta con ventajas adicionales, como el hecho de que, allí en donde se perdió la cosecha, tiene suelo anegado. Y los semilleros florecen, sobre todo, en estos suelos. Es, empero, cultivo exigente.

El dominicano, además, no se conforma únicamente con arroz. De manera que los precios altos se notan, sobre todo, a partir del valor de víveres y frutas en los mercados. Lo que debido a la escasez por los daños ya constituye un proceso inflacionario, por consiguiente, debe ser enfrentado.

Las consecuencias sociales y políticas son ingratas, como es de sobra sabido. Y la mejor forma de enfrentar la situación es redoblando el esfuerzo que pueda hacerse en las áreas rurales, afectadas o no por Noel y Olga. Y para ello el gobierno central debe destinar apreciables sumas de dineros, y sensibles recursos humanos, a la obra de reimpulsión del aparato productivo. No hay, en este momento, otro camino para enfrentar estas alzas de precios debido a la carestía.

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