Inflación súper básica guía BCE ante confuso panorama precios

Inflación súper básica guía BCE ante confuso panorama precios

Alessandro Speciale y Jeanna Smialek

Alfombras, aspiradoras y café son tres de los productos que los economistas del Banco Central Europeo evalúan para determinar si la caída del petróleo está llevando a la zona del euro a la deflación.

En momentos en que la inflación subyacente negativa alimenta las expectativas de los inversores en relación con un mayor estímulo monetario, las autoridades buscan formas de determinar si la debilidad de los precios en verdad se está arraigando en la economía.

Si hay una verdadera espiral de declinación de precios y salarios, el BCE, que tiene sede en Fráncfort, necesita saberlo.

Una de las mediciones que los funcionarios usan para tratar de registrar la tendencia fundamental es la llamada inflación súper básica.

Si bien el banco central apunta a la inflación subyacente y aspira a mantenerla apenas por debajo de 2 por ciento, además de tener en cuenta diversos indicadores que eliminan ítems volátiles, ese método trata de ir más allá y sigue una subserie de precios que fluctúan junto con la declinación de la economía.

“No se puede fijar la política monetaria a través de un espejo retrovisor”, dijo Richard Barwell, un economista sénior de BNP Paribas Investment Partners en Londres.
“La inflación subyacente nos dice hacia dónde va la inflación, dónde estaría hoy en ausencia de esas conmociones de los precios”, agregó.

La inflación de la zona del euro fue de menos 0,2 por ciento en febrero, la sexta vez en 15 meses que el registro ha sido negativo, indicaron el lunes cifras de la Unión Europea. La inflación básica se desaceleró a 0,7 por ciento. Se trata de una “medición de exclusión” que elimina los elementos vulnerables a fluctuaciones –en este caso alimentos, energía, alcohol y tabaco- y es la forma más simple de tratar de separar los movimientos de precios subyacentes de factores temporarios.

Medición ‘más fluida’. La inflación “súper básica” –un término que el BCE usa en el plano interno pero no en los informes que difunde- se basa en alrededor de un tercio de los elementos de la canasta de inflación básica que están en estrecha relación con la brecha de producción, o la capacidad ociosa en la economía.

Un artículo del BCE del boletín de septiembre de 2014 de la entidad enumeraba muebles, alfombras, electrodomésticos, paquetes de vacaciones y servicios de café entre sus componentes.

Se señaló que la medición es “más fluida” que la inflación básica tradicional, lo que “facilita la medición de momentos clave” en el índice de precios al consumidor. El BCE no ha publicado una versión actualizada de la medición desde ese boletín.

“Tiene sentido analizar una serie de indicadores a los efectos de hacer una evaluación minuciosa y completa de la tendencia de la inflación subyacente y cuál será su nivel probable a mediano plazo”, dijo Nick Matthews, uno de los jefes de análisis económico europeo de Nomura International Plc en Londres. “Es cada vez más importante en esta coyuntura, dado que hay un gran deterioro de las expectativas de inflación”.

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