Inflamación, alimentación y envejecimiento prematuro

Inflamación, alimentación y envejecimiento prematuro

Estimada Dra. Jiménez: Según entiendo, la inflamación es un proceso natural del cuerpo, para ayudarnos en la curación de las lesiones. He leído algunos artículos que dicen que la inflamación puede empeorar las enfermedades del corazón, artritis y muchas otras enfermedades y que la mala alimentación es una de las causas de inflamación. Estoy muy confundida. ¿Puede usted aclararme este concepto, e indicarme qué se puede hacer para evitarla? Muchas gracias. Ana Teresa

[b]Estimada Ana Teresa[/b]

Nuestro cuerpo es una máquina maravillosa, con fuerzas opuestas que actúan en todo momento para mantener un balance delicado. El proceso inflamatorio comprende cientos de reacciones químicas y biológicas, que nos protegen de las infecciones y curan las heridas. Sin embargo, si el balance se pierde puede ser un contribuyente significativo en la causa de diversas enfermedades.

Probablemente usted ha tenido en su vida la experiencia de un golpe, cortadura o quemadura leve. Inmediatamente nota el enrojecimiento, la hinchazón, el calor y luego el dolor. Estos son los signos de inflamación clásicos: rubor tumor calor y dolor.

Algunas ejemplos comunes de un proceso inflamatorio son: dolor de garganta, sinusitis, ampollas de la piel, sangrado de las encías, gastritis, úlcera gástrica, artritis reumatoide, lupus eritematoso, esclerosis múltiple, asma, alergia, intestino irritable, migraña, cáncer, la arterioesclerosis, las enfermedades del corazón, accidente vascular cerebral, Alzheimer, diabetes tipo 2 y el envejecimiento, solo para nombrar unos pocos ejemplos.

El concepto más importante que tenemos que entender, es que el proceso inflamatorio envuelve “todo el cuerpo”, no es solo un fenómeno local en el lugar de la lesión. Hay liberación de mensajeros químicos y células especializadas que afectan órganos y sistemas.

Por ejemplo: en el resfrío común, además de la congestión nasal y el dolor de cabeza, la persona se siente cansada, sin fuerzas para nada. Aunque el virus está en el tracto respiratorio superior, todo el cuerpo responde al “ataque”.

Aunque relacionamos la inflamación con la enfermedad, lesión o infección, en la era moderna hay muchas fuertes que pueden producir reacciones inflamatorias en el cuerpo como: la polución del medio ambiente, fumar cigarrillos y una mala alimentación.

Nos nos damos cuenta de lo que está sucediendo a nivel celular con este proceso inflamatorio, porque no sentimos los signos clásicos de la inflamación. Sin embargo, las células están librando una batalla diaria con el desequilibrio del sistema inflamatorio y el resultado será la enfermedad crónica y el envejecimiento prematuro.

No me canso de insistir: el cuerpo humano no fue diseñado para comer alimentos procesados. Lo que hacemos con esto, es como tratar de arrancar un motor de gasolina con diesel y luego preguntarnos el porqué no funciona. Los alimentos procesados vienen cargados de químicos y moléculas extrañas que el organismo no puede procesar, serán “garillos” del proceso inflamatorio y la subsecuente cadena de eventos que nos llevarán a las enfermedades crónicas. Reconocemos esto como parte normal de la vejez, cuando no lo es.

La nutrición adecuada es uno de los elementos más valiosos para mantener el proceso inflamatorio en un balance. Los científicos han descubierto alimentos anti inflamatorios: frutas y vegetales frescos, carnes de animales que NO fueron alimentados con hormonas y antibióticos (lo que la madre naturaleza intentó darnos en su forma pura) y alimentos pro inflamatorios: que comprenden en su mayoría los alimentos procesados.

Por millones de años, el ser humano fue cazador y recolector (nómada), viviendo exclusivamente de plantas y animales salvajes. La alimentación se componía de aproximadamente 100 variedades de plantas, incluyendo semillas, frutas, tallos y otras partes de las plantas, sin contar la carne de animales que se consumía.

Este escenario cambió hace 10.000 años, con el advenimiento de la era de la agricultura, y la domesticación de plantas y animales y luego la era industrial. Actualmente dependemos solo de 17 variedades de plantas, una reducción dramática en la cantidad de especies de nuestros ancestros nómadas y la mayoría de estas plantas son procesadas.

Nuestro cuerpo tiene las mismas necesidades nutricionales y de ejercicio que nuestros ancestros, los cazadores y recolectores. Sin embargo, vivimos en sociedades sedentarias y nos alimentamos con comida “de plástico”.

Estoy en desacuerdo con dietas elaboradas, que para la mujer del siglo XXI, son imposibles de llevar o implementar para sus familias. Lo que tenemos que emplear en la escogencia de nuestros alimentos es el sentido común. Nuestro organismo podrá obtener los nutrientes de alimentos “vivos”, como la madre naturaleza intentó dárnoslos.

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