Inflamación, la respuesta del cuerpo

Inflamación, la respuesta del cuerpo

Cuando un tejido es dañado, por un golpe, por ejemplo, sus células liberan una sustancia llamada histamina, que produce la dilatación de los vasos sanguíneos y, por consiguiente, el aporte de grandes cantidades de sangre hacia el área afectada. Además, los tejidos inflamados liberan líquido intracelular, conocido como exudado inflamatorio, que puede acumularse infiltrando los tejidos y dificultando o imposibilitando el funcionamiento del órgano o de la región afectada.

Las inflamaciones pueden ser agudas o crónicas. Son agudas cuando presentan un período de hinchazón, dolor e incapacidad crecientes, que luego disminuyen en poco tiempo; se denominan crónicas cuando se prolongan durante meses o años, presentando períodos de mayor o menor intensidad, de acuerdo con factores como la humedad, la dieta o el estado del propio sistema inmunitario.

La gravedad, la duración y las características peculiares de cada respuesta inflamatoria dependen del área afectada, de su estado previo y de la causa que la provoca.

[b]SINTOMAS[/b]

La presencia extra de sangre y de líquidos en el área afectada produce una tumefacción o hinchazón perceptibles con facilidad, al tiempo que el aumento del volumen sanguíneo provoca el enrojecimiento y la sensación de calor en la zona circundante.

El dolor de esa zona está causado por la presión sobre las terminaciones nerviosas ejercida por la tumefacción, así como por la intensa estimulación o irritación de las terminaciones sensitivas, provocada por algunos de los componentes del exudado inflamatorio.

Otras manifestaciones clínicas de las inflamaciones pueden ser la limitación funcional del órgano involucrado, por acción directa de los factores patógenos, la alteración de la circulación sanguínea en la zona o un cambio en el volumen del órgano afectado.

Una inflamación puede afectar sólo una pequeña área del cuerpo, como cuando se produce un corte de un dedo, o bien todo el organismo, como en el caso de una afección reumática.

[b]CAUSAS[/b]

Las causas de las inflamaciones son muy numerosas y abarcan todos aquellos agentes que pueden ocasionar algún daño a los tejidos del organismo. Por lo tanto, existe una relación directa entre los agentes patógenos y el tipo de inflamación producida por ellos; así, los gérmenes piógenos, nombre con que se conoce los microbios ordinarios que producen el pus, siempre causan supuración. En otros casos, la inflamación es idiopática, es decir, de causa desconocida, y muchas veces está ligada a procesos de autoinmunidad.

En algunas ocasiones se producen inflamaciones debido a que el cuerpo fabrica demasiados anticuerpos sin razón aparente; esto sucede en los casos de fiebre reumática entre los niños.

También el organismo genera anticuerpos para luchar contra sustancias por lo común inofensivas, que causan ciertas reacciones originando una inflamación; esto sucede ante las alergias, como la fiebre del heno.

[b]TRATAMIENTO[/b]

El tipo de tratamiento que se debe aplicar ante una inflamación también está supeditado a las características de la zona afectada y a las causas que la hayan provocado.

Las pequeñas heridas deben lavarse con agua y jabón, y mantenerse limpias mediante el uso de antisépticos y vendajes o apósitos estériles, para evitar una posible infección y la consiguiente inflamación que se puede producir.

Los analgésicos antiinflamatorios pueden reducir la mayoría de las inflamaciones y aliviar el dolor.

Cuando la inflamación está causada por una infección bacteriana, como en el caso de una amigdalitis, es necesario un tratamiento con antibióticos.

En el caso de producirse esguinces o estiramientos musculares, el dolor y la inflamación puede aliviarse mediante la aplicación de unas compresas frías acompañadas de reposo, y de la completa inmovilización del área afectada.

Algunas inflamaciones pueden resultar peligrosas si afectan órganos vitales, como las vías respiratorias, por ejemplo, en los ataques de asma, debiendo ser tratadas con corticosteroides. Para los eccemas, así como para tratar otras inflamaciones crónicas de la piel, suelen administrarse corticosteroides en aplicación tópica.

[b]Las “itis” que nos atormentan[/b]

El nombre que se le da al proceso inflamatorio varía de acuerdo al tipo de tejido u órgano que afecta. Hay inflamaciones muy conocidas, ya sea por su frecuencia o por su gravedad.

Conocidas por comunes son la amigdalitis, la hepatitis, la gastritis y la dermatitis – nombres de las inflamaciones de las amígdalas, el hígado, el estómago y la piel–. Otras inflamaciones son conocidas por su gravedad, por ejemplo, la meningitis o la peritonitis que afectan a las meninges y al peritoneo, respectivamente.

En muchos casos no podemos relacionar la inflamación con el órgano que afecta porque, o no es tan común, o su significado se deriva de raíces griegas y latinas.

Para que su médico no le hable “en chino”, estos son algunos ejemplos:

Celulitis: inflamación del tejido celular subcutáneo.

Paniculitis: proceso inflamatorio del tejido adiposo o graso.

Foliculitis: inflamación del folículo piloso o nacimiento del pelo.

Encefalitis: inflamación de la masa cerebral o encefálica.

Radiculitis: inflamación de las raíces espinales en su nacimiento en la médula.

Queratitis: inflamación de la córnea.

Rinitis: inflamación de las membranas mucosas de la nariz.

Glositis: inflamación de la lengua.

Adenitis o Linfadenitis: inflamación de los ganglios linfáticos.

Linfangitis: proceso inflamatorio de los conductos linfáticos.

Estomatitis: nombre que recibe la inflamación de la mucosa bucal.

Queilitis: inflamación de los labios.

Mastitis: proceso inflamatorio de la glándula mamaria.

Onfalitis: inflamación del ombligo.

Esplenitis: inflamación el bazo.

Colecistitis: inflamación de la vesícula biliar.

Colangitis: inflamación de las vías biliares (conductos que salen del hígado).

Colitis: proceso inflamatorio que afecta al colon.

Cistitis: inflamación de la vejiga urinaria.

Nefritis: inflamación del riñón; cuando la parte alta de los conductos que salen del riñón (cálices renales) también están afectados se denomina Pielonefritis.

Proctitis: es el nombre que recibe la inflamación del recto.

Balanitis: inflamación del glande (pene).

Postitis: inflamación del prepucio (pene).

Orquitis: proceso inflamatorio que afecta al testículo.

Salpingitis: inflamación de las trompas de Falopio.

Ooforitis: inflamación de los ovarios.

Cervicitis: inflamación del cuello de la matriz o cervix.

Artritis: inflamación de las articulaciones.

Osteitis: inflamación del hueso.

Condritis: proceso inflamatorio del cartílago.

Miositis: inflamación del músculo voluntario o esquelético.

Flebitis: proceso inflamatorio de las venas.

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