Los carteles de la droga mexicanos están dejando de importar cocaína sudamericana para fabricarla ellos mismos, según las autoridades colombianas.

La policía colombiana interceptó 490 kilos (1.080 libras) de pasta de coca, una forma no refinada de la droga elaborada por los productores rurales, en un avión con destino a México en un aeropuerto del sur de Colombia el 30 de enero cuando este se aprestaba a despegar. Se trató de la primera captura de este tipo, y significa que por lo menos uno de los carteles mexicanos ha creado una fábrica capaz de transformar la pasta en cocaína susceptible de ser vendida en los Estados Unidos, según el general Ricardo Restrepo, jefe de la unidad antinarcóticos de la policía colombiana.

“Es la primera vez que hacemos este tipo de incautación”, dijo Restrepo en una entrevista el 6 de febrero en Bogotá. “Si compran pasta, es porque tienen un laboratorio allí”.

La policía encontró la pasta en un avión Cessna en el aeropuerto de Ipiales en la provincia de Narino, cerca de la frontera con Ecuador. Inteligencia demuestra que su destino era el cartel Sinaloa de México, según la policía. Es poco frecuente descubrir envíos de pasta de coca, dice Steven Dudley, director de InSight Crime, un grupo de investigación que estudia el crimen organizado en América Latina.

“Hemos visto algunos laboratorios en Honduras y hay rumores de que existen en otros lugares, uno de ellos, México”, dijo Dudley por teléfono desde Washington D.C. “No es algo común, eso sin duda”.

La fiscalía de México remitió preguntas sobre la producción de cocaína a la Comisión de Seguridad Nacional del país.

La oficina de prensa de la Comisión no respondió de inmediato a un correo electrónico y a llamadas telefónicas solicitando comentarios.