Al ofrecer el mensaje de rendición de cuentas de su gestión en el 2015 ante las cámaras legislativas, el presidente Danilo Medina, aspirante a un nuevo mandato, puso el énfasis que podía esperarse sobre las cifras de sus realizaciones que valen como indicación de que se ha marchado por un camino favorable en lo social y en lo económico. Desde luego que es enorme el peso de la deuda social acumulada en un país que apenas acaba de reconocer el valor de la educación y que soporta, por esa y otras causas, un ominoso efecto de marginación sobre sus habitantes y su mayoría joven. El reto es más dramático aun porque es ahora cuando se presta mayor atención a personas y sectores para ayudarlos a integrarse a la producción, lo que quiere decir que está pendiente reducir el alto porcentaje de quienes sufren necesidades y carecen de empleos.

Tras exponer resultados halagadores para la colectividad, el propio mandatario reconoció que apelar como lo hizo a cifras sobre creación de puestos de trabajo, dotación de viviendas, construcción de escuelas, hospitales, y otras obras, dice muy poco a quienes siguen desempleados (nuestra tasa es alta y la remuneración promedio no basta) y no resuelve los problemas de salud de quienes esperan asistencia en salas de emergencia, la que con frecuencia es deficiente. Además, falta, como verdadero logro, que tras las muchas inversiones en aulas, la marcha del sistema educativo se consolide y muestre mayor eficiencia y arrojen frutos las inversiones para elevar la calidad de la docencia, superando los inconvenientes que trae el crecimiento.

Fue oportuno el esfuerzo con que, sobre las concretas bases de lo que ha hecho hasta ahora, el primer mandatario se propusiera insuflar optimismo en la sociedad, generalmente abrumada por la pobre respuesta a algunas de sus necesidades a que el Estado la ha tenido acostumbrada y que da motivos a reclamos. Porque ciertamente, ningún Gobierno por sí solo cambia la suerte de un país y mucho se necesita que las medidas y políticas orientadas a promover el emprendurismo conviertan a numerosos dominicanos en protagonistas del progreso que falta por llegar.

El jefe del Estado hizo honor a quien honor merece: Picky Lora, gran facilitadora en rescatar Bahía de las Águilas del impudor, uno de los tantos a su favor que se reconocen a Medina junto a otras hitos como la renegociación del oro, la anulación de concesiones graciosas de autopistas y la favorable negociación de la deuda con Petrocaribe.