En su informe que publicó recientemente, el Grupo BID reconoce que República Dominicana es “un referente económico en América Latina y el Caribe por el crecimiento del PIB real que promedió de 5% entre 2010 y 2022”, pero con dos notas al margen, la primera sobre la productividad de la economía, sin decir cómo la computó sostiene creció poco, un 0.7%, con lo que no estoy de acuerdo, las estadísticas reportan lo contrario. Me explico.
Primero, se refiere a productividad conjunta del capital y trabajo, que suele medirse por la productividad del trabajo, tanto por persona empleada como por hora trabajada. La tasa (0.7%) queda distante de las reportadas por las cifras oficiales de 2019 a 2023, la economía creció 12,4% y 5,0% el empleo, evidenciando el fuerte aumento de 7.4% de la productividad por ocupado (12,4% – 5.0%). En septiembre el PIB real creció 4,7% y 5,1% en los nueve meses del año, intensivo en empleo, aumento 5.02% interanual, la cantidad de 438,972 nuevas ocupaciones.
Es decir, las estadísticas muestran que el crecimiento de la economía se apoya en el “modelo óptimo” que sugiere Grupo BID, el fuerte crecimiento del PIB real con empleo se obtuvo por aumentos de capital, trabajo y productividad por ocupado.
Segundo, el avance de la economía alcanzó a la población, ello así porque, por un lado, descontando al crecimiento del PIB real de la población de 3.4%, se tiene que el ingreso per cápita del dominicano, indicador que es aceptado como medida de bienestar, aumento un destacable 9%.
Y, por otro lado, los sueldos mínimos acompañaron la expansión del empleo (5.9%), la renta personal disponible aumento 15.3% en términos reales, es decir, descontada la inflación entre julio de 2019 y febrero 2023. Los datos, acumulado el salario nominal mínimo aumentó 43.2% y 27.9% la inflación, diferencial que no fue casual, el Gobierno se aseguró, primero, que los trabajadores recuperaran el poder adquisitivo que perdieron consecuencia de la brutal inflación que siguió a la crisis sanitaria Covid-19; segundo, que ganaran renta real, y tercero, que fueran compensados con justicia en la distribución pastel de la riqueza que ayudaron a crear (crecimiento PIB real), todo lo cual explica la reducción de la pobreza extrema como porciento de la población total de 3.8% a 3.2% y de 27.7% a 23.0% la pobreza monetaria, entre 2022 y 2023.
Como dice el pueblo, no es momento para inventar, lo que está bien no se cambia, debemos preservar el modelo crecimiento intensivo en empleo, las estadísticas reportan que cada vez menos es la diferencia entre activos (población activa) y ocupados, y que la tasa de desocupación bajó a 5.6% en julio 2024.
Y que todo lo anterior se logró con desaceleración de la inflación mensual hasta marcar 3.29% a final de septiembre, por disminución del ritmo de aumento precio de los alimentos. Los precios de la economía (el llamado deflactor del PIB) aumentaron 3,2% a junio (último dato publicado), por lo que el PIB a precios corrientes creció 8.3% en enero-septiembre 2024.
Sobre la segunda nota Grupo BID, informalidad del empleo, solo agrego la realidad es muy tozuda, siempre termina imponiéndose a los deseos, lo deseable es el empleo formal, pero antes el incierto escenario económico y geopolítico mundial, a lo que ahora se suma la anunciada reducción de impuestos, aumento de tarifas a importaciones y dura política migratoria en Estados Unidos, es mejor tener empleo informal que ninguno, además, el ingreso neto del informal supera al del formal.