Las plantas a carbón que se construyen en Punta Catalina, provincia Peravia, acarrearían daños al medio ambiente y a la salud debido a la emisión de tóxicos que afectan la calidad del aire, agua y de los alimentos.

Así se consigna en un informe elaborado por el Centro Legal de Defensores del Medio Ambiente (EDLC, por sus siglas en inglés) organización sin fines de lucro con sede en Estados Unidos, que solicitó al Tribunal Superior Administrativo (TSA) que le reconozca como interviniente voluntario (Amicus Curiae o amigo de la corte) en el recurso de amparo contra las plantas a carbón debido a que los daños ambientales que traerá esa termoeléctrica y afectarán a los habitantes de esa provincia, estimados en 180,000 personas.

El recurso de amparo preventivo es promovido por el Instituto de Abogados para la Protección del Medio Ambiente (Insaproma) que busca que, ante el avance ya del proyecto a carbón, el TSA ordene el uso de gas natural como combustible menos dañino.

Los daños. En su informe el EDLC hace referencia a una serie de investigaciones científicas que han establecido que durante el proceso de la quema del carbón, las centrales eléctricas emiten una serie de tóxicos como como el cloruro de hidrógeno, el ácido fluorhídrico; carcinógenas como el formaldehído, benceno, tolueno; toxinas orgánicas como dioxinas y furanos; metales, entre ellos el arsénico, níquel, y berilio; neurotoxinas, tales como el mercurio y plomo; hidrocarburos aromáticos policíclicos; y materiales radiactivos como radio y uranio.

Estas toxinas son especialmente peligrosas debido a que pueden causar daños a los sistemas circulatorio, respiratorio, nervioso, endócrino y otros esenciales en los humanos, señala el documento.

Agrega que las emisiones tóxicas pueden incluso causar problemas de desarrollo y muerte prematura. Además, que los contaminantes como los gases ácidos, mercurio y dióxido sulfúrico tienen impactos inmediatos en las personas, barrios y pueblos en el vecindario inmediato a la central.

Indica que otros contaminantes, como las dioxinas y los metales, pueden viajar mucho más lejos de la fuente de contaminación. Y que estos se adhieren a partículas finas, pueden permanecer en el aire por más de una semana y ser portados por vientos a lugares distantes.

“Esto hace que la contaminación aérea tóxica sea peligrosa para la salud pública y la salud humana tanto cerca como lejos de las centrales eléctricas a carbón”, señala el informe depositado en el TSA el pasado lunes 28 de marzo.

El informe de 35 páginas, refiere estudios médicos realizados en Polonia, Estados Unidos, India, China, Unión Europea y por la Organización Mundial de la Salud que han encontrado relación entre las emisiones de los citados tóxicos y las afecciones respiratorias, nerviosas, hormonales, inmunológicas, hepáticas y de piel. Además que se han encontrado residuos en carnes de res y aves.

También, se establece que las personas en mayor riesgo son los infantes, niños, y adolescentes; envejecientes y embarazadas; personas con enfermedades respiratorias, cardiovasculares y diabéticos.