Informe forense

Informe forense

La sociedad humana a diferencia del agrupamiento de otras especies animales es extremadamente compleja, variable, dinámica y cambiante. La obligada división social del trabajo junto al gran acúmulo de información, experiencia y memoria, hacen imposible el que un letrado pueda tener un dominio amplio y profundo de las distintas ramas del saber.

En biología se habla de una relación dialéctica entre órgano y función. El patólogo forense es un investigador médico especialista dedicado a documentar, estudiar, analizar e interpretar detalladamente todos y cada uno de los eventos y hallazgos alrededor y dentro de los cadáveres sometidos a un experticio. Terminada su tarea investigativa, el patólogo procede a elaborar un informe, el cual, y de acuerdo al requerimiento legal, finalizará con unas “conclusiones concretas expresadas en términos breves, explícitos y sin ambigüedad”.

Ese hombre o mujer de ciencia tiene como norte la búsqueda de la verdad, al tiempo que reune los argumentos que permitan asegurar la certeza de su resumen analítico con un grado de seguridad fuera de toda duda médica razonable. La objetividad y el rigor metodológico permiten someter dicho trabajo técnico a verificación, validación, revisión y confirmación de los resultados emitidos.

El experto forense puede ser llamado al tribunal para que explique, detalle, aclare, amplíe o responda a los cuestionamientos que provengan del Ministerio Público, la defensa, u otros integrantes del jurado, siempre a través del juez responsable del caso en discusión.

Un dilema que confronta el especialista médico forense investigador es que debido a su naturaleza científica, su estructura y comportamiento mental se enmarcan en expresar por escrito toda la información pertinente contenida en el difunto, olvidando si perjudica o favorece a una de las partes en litigio. En la corte el ambiente es de pleito judicial; los oponentes tratarán al perito de acuerdo a si el informe conviene o no a su cliente; si le perjudica tratarán de descalificar los resultados, el método, la técnica, o la competencia del especialista.

Son innumerables las argucias empleadas por los abogados durante un juicio. La tendencia es a objetar, combatir, desestimar, invalidar o excluir todo análisis forense cuya conclusión vaya en contra de su defendido. El investigador forense jamás debe olvidar que dentro del laboratorio se respira un ambiente natural, cual pájaro en su nido. Tan pronto pisa y se introduce en la sala del tribunal debe armarse de agallas para respirar como pez, dentro de un mar cargado de tiburones, delfines, pulpos, algas y hasta sirenas. Evite salir de la corte seriamente lesionado a causa de las embestidas de los escualos, las intoxicaciones por algas venenosas, o el engañoso encanto de las sirenas. Para ello, sométase al rigor metodológico; haga una revisión meticulosa del reporte y déle amplio soporte bibliográfico.

Avale el documento con su entrenamiento, calificaciones y experiencia profesional. Recuerde siempre: el pié de amigo del patólogo forense es la calidad de su informe. Nunca interiorice insultos, agravios e irrespetos cortesanos hacia su persona; son gajes del oficio.

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