Informe médico legal

Informe médico legal

SERGIO SARITA VALDEZ
Así como en la primera mitad del siglo XX la gente se interesaba por todo lo relacionado con lo que fuera la vida y la muerte de Lilís. De una forma parecida, la población ha venido manifestando una especie de morbo alrededor de la era de Trujillo y las circunstancias que rodearon su trágico desenlace.

Recientemente, el destacado historiador y economista dominicano Bernardo Vega ha editado la obra póstuma titulada “La muerte de Trujillo” de don Emilio Rodríguez Demorizi. En ese libro se recogen los interrogatorios practicados a cada uno de los hombres que actuaron en el magnicidio de Rafael Leonidas Trujillo y quienes fueron hecho presos a poco de llevar a cabo la gesta del 30 de mayo de 1961.

Don Emilio gozó de la confianza y amistad de Ramfis Trujillo y del  doctor Joaquín Balaguer, pero también cultivó muy buenas relaciones con los primeros dirigentes del Partido Revolucionario Dominicano que pisaron tierra criolla luego de la desaparición física del tirano. Por su vinculación con quien fungía como fiscal de Santo Domingo en la época que mataron al jefe, Demorizi obtuvo copias de las confesiones arrancadas a los detenidos mediante amenazas y crueles torturas. Los datos de las circunstancias en que aconteció el deceso del dictador fueron expuestos por uno de los sobrevivientes, Antonio Imbert Barrera, en una entrevista concedida al periodista Francisco Aguirre en abril de 1964, publicada en las páginas del Listín Diario de esa fecha.

Narra el general Imbert que durante la balacera en la autopsia 30 de mayo: “Antonio de la Maza fue por detrás del carro de Trujillo, porque Trujillo se hallaba parado fuera del carro, y cuando se estaba cubriendo con su carro se oyó un disparo y Antonio de la Maza me dijo en voz alta: ahí tengo uno, y en eso oigo la voz de Trujillo que estaba quejándose, gritando ay, ay, ay. En seguida lo veo porque las luces de su carro estaban encendidas. El salió delante de las luces, al frente de mi, ahí Trujillo dio media vuelta y me di cuenta de una vez que el hombre venía herido y yo le disparé. .. Con lo que le tiró Antonio fue con una escopeta. Después, los médicos que arreglaron el cadáver dijeron que tenía una perforación en el lado izquierdo del pecho, se ve ahí, en el hombro, fue que se le hizo el impacto con la escopeta”.

El doctor Francisco González Cruz, general de brigada y director del Cuerpo Médico y Sanidad Militar certificó que: “en fecha 31 de mayo de 1961, examiné el cadáver de su Excelencia el Generalísimo doctor Rafael Leonidas Trujillo Molina, Benefactor de la Patria y Padre de la Patria Nueva, comprobando que presentaba las siguientes lesiones: a) Herida de bala con orificio de entrada en la región mentoniana, a nivel de la línea media, sin orificio de salida, que ocasionó fractura del maxilar inferior y pérdida de varias piezas dentarias; b) Herida de bala con orificio de entrada a nivel del segundo espacio intercostal izquierdo, debajo de la tetilla; c) herida de bala con orificio de entrada a nivel del séptimo espacio intercostal izquierdo, con orificio de salida en la cara posterior del hemitorax izquierdo a nivel del séptimo espacio intercostal; d) herida de bala en el hueco axilar izquierdo, nivel de la línea media axilar, sin orificio de salida; e) Herida de bala con orificio de entrada en la fosa ilíaca izquierda, sin orificio de salida; f) herida de bala con orificio de entrada a nivel de la primera falange dedo índice mano izquierda, con orificio de salida cara anterior- tercio inferior antebrazo izquierdo; g) Traumatismo región temporal, auricular y malar izquierda, con hundimiento del arco cigomático”.

Se deriva del informe medicolegal que el occiso recibió un total de seis impactos de proyectiles de arma de fuego en la parte izquierda del cuerpo que incluían la mandíbula inferior, mano, axila, tetilla y abdomen. Además mostraba un fuerte trauma contuso en la mejilla izquierda con fractura y hundimiento de hueso. Desafortunadamente el reporte no especifica cuáles lesiones eran de tipo escopeta, fusil o arma corta. Tampoco se hizo examen interno del cadáver para seguir la trayectoria de las balas y ver la magnitud de los daños ocasionados a órganos y tejidos, ni mucho menos se hizo esfuerzo alguno por recuperar dichos proyectiles, los que probablemente todavía aún permanecen dentro de los restos del difunto.

Una exhumación y autopsia al cadáver de Trujillo, acompañada de radiografías, seguido de la recuperación de los fragmentos metálicos y posterior estudio balístico de los mismos, arrojarían valiosas informaciones que permitirían saber a ciencia cierta, cuál o cuáles armas de fuego utilizadas en la refriega resultaron ser las responsables de la muerte del otrora hombre fuerte dominicano.

Como puede derivarse de la lectura del libro de don Emilio Rodríguez Demorizi aún quedan piezas por armar en el rompecabezas acerca de la muerte de Trujillo. Una necropsia dirigida contribuiría a determinar la cuota deresponsabilidad y los créditos entre los participantes materiales del tiranicio, llevado a cabo la noche del martes 30 de mayo de 1961, frente a las bravas aguas del mar Caribe, en la autopista que lleva por nombre la fecha de aquella memorable gesta heroica.

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