Infraestructura y facilidades logísticas para el desarrollo de un país mejor

Infraestructura y facilidades logísticas para el desarrollo de un país mejor

Los padres y abuelos nos enseñaron que para que se den, las cosas tienen que tener pies y cabeza; también corazón. Sabían, por su ciencia y experiencia, que los proyectos y propósitos sin pie ni cabeza, si nacen no caminan; y si lo hacen, por ahí mismo, más temprano que tarde, se vienen abajo. 

Ser “un país próspero, donde se vive con dignidad, seguridad y paz” es un sueño, un  propósito. Es el mayor anhelo postulado en la visión de la propuesta Estrategia Nacional de Desarrollo (END). Y está bien, pues hemos de aceptar como premisa que las grandes cosas, para alcanzarlas, hay que soñarlas y conquistarlas con pasión. Sólo un país que quiere su desarrollo hace el esfuerzo por alcanzarlo. A la propuesta de Estrategia de Desarrollo se le ha dado mucha mente, han intervenido muchas cabezas, y se la sigue rumiando pues aún está sujeta a la consideración de otras más con fines de robustecerla y asegurar su consistencia. Pero convengamos en que, por más corazón y ciencia que tenga la propuesta, para que sea un proyecto de verdad, hay que asegurar que tenga pie y pueda caminar. Es decir, que cuente con los medios que viabilizan el fin del desarrollo. Esos medios son variados, deben darse o impulsarse de manera simultánea y se articulan o promueven recíprocamente.

Como se establece en la propuesta de Estrategia, un objetivo-medio es contar con una economía competitiva: articulada, innovadora, generadora de empleo decente, inserta de forma ventajosa en la economía global. ¿Cómo lograrlo y avanzar hacia el fin? Es cuestión de infraestructura y de poner las facilidades logísticas. Por así decirlo, al desarrollo no se va por camino malo ni con ruedas chuecas ni haciendo lo mal hecho. La experiencia histórica de los países y pueblos que han salido adelante (Corea o Chile, por ejemplo), lo han logrado sobre la base de buena infraestructura, buen transporte y un gobierno eficiente que facilita con transparencia y eficacia los movimientos y operaciones de producción y comercio por parte del sector privado. 

No es fortuito que la literatura correlacione positivamente el desarrollo de infraestructura con el crecimiento del PIB, la distribución del ingreso y la reducción de la pobreza. Estudios propiciados por la CEPAL han establecido que, en promedio, un aumento de 10% en dotación de infraestructura se traduce en crecimiento de 1.5% del PIB en los países de la región América Latina y el Caribe. Y no es sólo cuestión de crecimiento. En la perspectiva del Banco Mundial, el desarrollo de la infraestructura y servicios logísticos está asociado a la producción y provisión de bienes y servicios básicos como agua potable, vivienda, educación, salud, energía, saneamiento, comunicaciones, seguridad y transporte que facilitan la competitividad, el desarrollo productivo y el comercio de un país, la creación de oportunidades y empleos decentes, y mejora de la calidad de vida de sus ciudadanos. 

Hasta cierto punto, no es un yerro decir que el desarrollo se mete por los ojos. Pues se percibe y lo denota la calidad de la infraestructura, cuyo desarrollo siempre es parte relevante de cualquier estrategia y en la formulación de las políticas  públicas. En el caso de la END, la propuesta recoge y acoge bien este enfoque, y lo refleja en la formulación de los objetivos y líneas de acción.   ¿Cómo anda el diagnóstico en este ámbito? El país ha ganado mucho en los últimos lustros, pero está aún muy rezagado en comparación con las mejores referencias a nivel mundial y regional.

Es bajo el puntaje en cuanto al acceso y porcentaje de carretera pavimentada; igualmente, son bajos los niveles de consumo per cápita de Kwh de energía, el acceso a fuentes de aguas mejoradas y el porcentaje de personas con acceso a facilidades sanitarias mejoradas. El Índice de Desempeño Logístico para el 2010, del Banco Mundial, que recoge la apreciación y opiniones que tienen los operadores internacionales de carga sobre siete aspectos clave vinculados a la facilitación del comercio (aduanas, infraestructura, facilidades de despacho, servicios logísticos, facilidad de seguimiento, costos logísticos internos y puntualidad) revela que el país está situado por encima de la media de la región América Latina y el Caribe, y por encima de nuestros competidores de la subregión América Central. De hecho, el país está entre los siete mejor posicionados de la región. A nivel mundial, ocupó la posición 65 entre 155 países, en mejor desempeño logístico, ligeramente por debajo de la media mundial.

En lo que corresponde a infraestructura, el índice reportado para 2009 por el World Economic Forum (WEF) es de 3.2, lo que indica que andamos muy rezagados. En ese año, el país se ubicó en el 36% de los países con menor valor promedio del índice de infraestructura, y entre el 29% de países con menor índice global de competitividad. Asimismo, ocupó la posición 11 entre 22 países con mayor índice de infraestructura en la región América Latina y el Caribe. Para ser consistentes con la visión de país al 2030, lo deseable es que, para entonces, el país se ubique en el 20% de los que muestran los mejores niveles en este índice; para ello, el índice debería crecer a una tasa promedio anual de 3%; en 2006-2008 lo hizo a una tasa promedio anual de 5.8%.

Para avanzar hacia un país mejor al 2030 se estima necesario hacer el esfuerzo y ubicar a República Dominicana en el 30% de países que muestran los mayores niveles de índice de competitividad global de su economía; que significa pasar del 3.7 puntos en 2008 a 4.3 puntos en 2020 (como India o Botsuana actualmente), y a 4.8 puntos (como Islandia actualmente) en 2030. En la perspectiva de la END, a la infraestructura se la vincula directamente, en el eje de desarrollo productivo, a la creación de un ambiente favorable a la competitividad y a la innovación. Pero se reconoce el alto grado de transversalidad hacia todos los ámbitos del desarrollo, principalmente en relación al desarrollo social.

El camino hacia un país mejor, conlleva expandir la cobertura y mejorar la calidad y competitividad de la infraestructura y servicios de transporte y logística, orientándolos a la integración del territorio, al apoyo del desarrollo productivo y a la inserción competitiva en mercados internacionales. Igual, proyecta la conversión del país en un centro logístico regional, aprovechando las ventajas de su localización geográfica.

Todo esto, con la vista puesta en tres propósitos: Primero, para elevar la competitividad de las regiones y entidades locales; esto, con fines de reducir costos y tiempos de transporte, facilitar el acceso a mercados distantes, fomentar la integración de cadenas productivas e impulsar la generación de empleos productivos de calidad. En segundo lugar, por ser la infraestructura un medio clave para contar con  insumos energéticos eficientes, de calidad y a precios competitivos; y con esto, ampliar los horizontes de desarrollo de las familias, de los emprendedores, de los productores, los artesanos y prestadores de servicios en el territorio.

Tercero, para igualar oportunidades de superación de las familias más pobres: romper el aislamiento y la marginación de las comunidades locales, promover la educación, la salud y la vivienda, favorecer la introducción de servicios básicos y multiplicar las posibilidades de ingreso familiar. ¿Cómo hacerlo? ¿A qué velocidad? Por ejemplo, si nos vemos en el espejo de Corea, alcanzar su desarrollo de infraestructura al 2030 requeriría inversiones equivalentes al 4% del PIB por los próximos 20 años. Considerando la carencia de fuerza fiscal para hacerlo, se visualiza necesario el concurso y participación de la iniciativa privada y, por consiguiente, la trascendencia del adecuado clima de inversión.

Para que la inversión fluya hacia el sector, se requiere mantener y consolidar un ambiente de negocios propicio con una economía estable, finanzas públicas sanas, gestión monetaria y financiera robusta, seguridad jurídica garantizada y reglas de juego claras y estables.

La cifra

10 por ciento.  En aumento en promedio de  dotación de infraestructura se traduce en crecimiento de 1.5 por ciento del PIB en los países de la región  de América Latina y el Caribe, según  estudios propiciados por la CEPAL.

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Consolidación

Consolidar las instituciones: más y mejor capacidad técnica en las áreas vinculadas a la infraestructura y transparencia en los procesos vinculados. Asímismo mejorar la administración pública de proyectos de infraestructura, fortalecer la capacidad técnica de planificar y evaluar proyectos de transporte, mejorar la estructura de costos y calidad del transporte marítimo, haciendo énfasis en la privatización y concesión de contratos al sector privado. Así está la formulación del tema infraestructura y desarrollo logístico en la  END, así es el diagnóstico y las estimaciones de dónde estamos, hacia dónde vamos y con qué intensidad debiera darse el esfuerzo para un adecuado inventario de infraestructura y facilidades logísticas que asegure los niveles de competitividad global de la economía y allane el camino para la creación de un país mejor  al 2030, y conlleva expandir la cobertura y mejorar la calidad y competitividad de la infraestructura y servicios de transporte y logística, orientándolos a la integración del territorio nacional.

El autor  es director de Planificación Económica y Social del Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo.

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