Infructuosa autopsia política

Infructuosa autopsia política

JOSÉ R. MARTÍNEZ BURGOS
Según algunos organismos internacionales, tales como el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y el Gobernador del Banco Central de R.D., etc. el país va bien, de otra manera no sé, que sería de un país, que se resiste a enterrar sus fantasmas del pasado definitivamente.

El país va bien, pero aún seguimos rodeados de una tremenda podredumbre cuyo fuerte corrosivo es la corrupción, que irrumpe inesperadamente en cualquier sector oficial del pasado y talvez del presente y cada día que pasa es más que evidente, aún cuando no lo quieran admitir aquellos que se hacen los ciegos o que ingenuamente se abrazan al carro del optimismo oficial. Es muy claro, no necesita demostración, la firme vocación de algunos dirigentes políticos a la necrofílica y ractricida de nuestra política, es algo más que característica atávica en nuestra historia pasada y la que se escribe a diario, podríamos decir que constituye un componente fundamental de nuestro mapa cromosomático.

Hay políticos, que tienen sus razones para creerse víctimas de la vocación autodestructiva que persigue a los dominicanos y sin lugar a dudas tienen muchos derechos a defenderse cuando sus adversarios se abrogan la potestad de limitar la etapa del pasado gobierno haciendo una autopsia la cual viene haciéndose hace muchos años sin resultados positivos, por ejemplo, la gestión política y judicial del Plan Renove y el Peme, pero no se somete a juicio el servicio de desligitimación del sistema. Y entiéndase, que el hecho que se haya llevado oficiales activos y en retiro de la P.N., ante las barra de los tribunales judiciales, Dominicana no es el único país de América, que lleva a juicio a altos mandos que se atribuyeron poderes que no tenían frente a los genuinos dueños de los carros robados, es que nadie tiene derecho a usufrutar lo ajeno y a utilizar como contrapeso la hedionsa y fétida alcantarilla tras la cual se ocultan los nuevos ladrones de propiedades privadas intuidos por el concepto de que nunca serían descubiertos, porque nunca sería revisada nuestra democracia ni se aplicaría la política de tierra quemada con el pasado. Lo que si tiene nuestra justicia de ahora, es no apuntar sino tiene la certeza o la intención de disparar. El pasado esta comenzando a pagar por sus propias contradicciones. Toneladas de suciedad desplazadas por las pugnas entre sus propias canchanchanes, emergen sobre la superficie por las ambiciones personales. Por eso ya están algunos responsables ante los tribunales. Lo que nos resta ahora, lo único que importa es pasar mientras más pronto mejor, la página judicial de una inacabable historia que nos ofrece las escenas que han servido una dramática batalla política, que solo será capaz de resolver la higiénica aplicación de nuestra nueva justicia sin dobleces. Lo demás, la crónica de esos grupos, que han llevado a la nación al abismo, será la que siga a su desaparición, y aquella conectara con las urgencias de poder y la necesaria biografía de sus desmanes sobre todo de aquellos siniestros personajes que son capaces de levantar el estandarte del cumplimiento de los derechos humanos al mismo tiempo que pactan con lo más compiscuos narcotraficantes, lo que es lo mismo, la historia del más descomunal chantaje a nuestro pueblo.

El país entero está cansado de esta larga autopista política, que parece no tener fin, no sabemos si por cobardía o complicidad con los autores del desgobierno, hay que hacer Justicia, con mayúsculas, aunque la Dominicana tiene muy poco que ver con dictar sentencia.

Los ejemplos sobran y el pase de página siempre, hasta ahora, ha sido el modelo a seguir, sino pregúntese usted mismo amable lector: ¿Cuántas sentencias se han dejado de escribir? ¿Cuántas víctimas y sus familiares asumieron en silencio el regreso de sus verdugos a la normalidad después del 30 de mayo de 1961? Es verdad que las circunstancias no han sido las mismas. Pero solamente eso, distintas.

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